La economía española ha acelerado su crecimiento de manera notable, con un aumento del 3,1% interanual en el segundo trimestre de 2023, en comparación con el 2,5% del trimestre anterior. Esta revisión realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) también ajustó al alza el crecimiento del primer trimestre, que pasó del 0,8% al 0,9%. En total, España ha mantenido registros de crecimiento de al menos el 0,7% durante cuatro trimestres consecutivos, superando al escaso crecimiento del 0,2% registrado en la zona euro entre abril y junio. La eurozona, en comparación, muestra un crecimiento anual de solo el 0,6%.

Históricamente, el sector exterior ha sido el responsable de gran parte de este crecimiento, impulsado principalmente por la recuperación del turismo y un aumento en las exportaciones de servicios. Sin embargo, la reciente actualización de datos indica que este impulso ha moderado su exuberancia a medida que también han aumentado las importaciones. A pesar de ello, el turismo sigue creciendo a un ritmo superior al 10% en relación al año anterior.

Lo más destacado es que el consumo de los hogares ha emergido como el nuevo motor de la economía, con un notable incremento del 1% en el segundo trimestre. Esta cifra marca un cambio significativo, ya que anteriormente había crecido solo un 0,3%. La moderación de la inflación ha permitido que los hogares recuperen parte de su poder adquisitivo, y el ahorro acumulado durante la pandemia proporciona un colchón financiero que estimula aún más el consumo. Además, se ha observado un aumento en el crédito al consumo, lo que también aporta al dinamismo del gasto familiar.

El consumo de las administraciones públicas, que incluye los salarios de los empleados del sector público, ha sido otro factor clave, creciendo un 4,3% interanual, lo que contribuye al crecimiento general del país.

Tras las recientes revisiones, el INE ha indicado que la economía española se encuentra ahora un 3,6% por encima de los niveles pre-pandemia de 2019, mejorando los cálculos anteriores que estimaban un 2,5%. Esto coloca a España como una de las economías más resilientes de la zona euro, adelantando a países como Italia en términos de recuperación económica.

En un análisis más amplio, se evidencian dos realidades: el consumo público y las exportaciones han sido motores de recuperación, mientras que el consumo privado y la inversión han experimentado una expansión menor. A pesar de que la población ha crecido en 1,29 millones, el consumo privado apenas ha superado un punto porcentual respecto a 2019, arrastrado por un aumento en el ahorro y el impacto de la inflación.

Los expertos advierten sobre la necesidad urgente de invertir en sectores clave para asegurar el crecimiento futuro, especialmente en un contexto de revolución tecnológica y verde. La inversión en bienes de equipo continúa estancada, mientras que otros países europeos muestran un crecimiento en este ámbito. La situación de la inversión en vivienda también genera inquietud, ya que no evoluciona tan rápidamente como debería.

Además, la productividad sigue siendo un tema a abordar. A pesar de una leve mejora, la afluencia de trabajadores inmigrantes con menor formación promedio podría estar influyendo en esta debilidad, dejando a España ante el desafío de cómo impulsar el crecimiento sostenido en medio de condiciones cambiantes.