La reciente catástrofe provocada por la DANA en Valencia ha revelado lo peor de la naturaleza humana. Hasta ahora, las autoridades han arrestado a 75 individuos por robos y desvalijamientos en las áreas más afectadas. Algunos de estos delincuentes no han dudado en saquear vehículos abandonados por sus dueños que intentaban escapar de las aguas. La Policía ha detenido a cuatro de ellos y ha llevado ante el juez a otros cinco por el robo de una joyería en el centro comercial Bionaire de Aldaya.

La Fiscalía ya ha solicitado prisión incondicional para todos los detenidos, y se espera que los jueces sigan esta dirección. Se les acusa de hurtos y robos con fuerza, con penas que podrían alcanzar entre tres y cinco años de prisión.

La situación es especialmente complicada, ya que el área afectada es extensa y las comunicaciones han sido severamente dañadas. Esto ha permitido que los criminales se aprovechen y accedan a comercios, supermercados y hogares desprotegidos. A pesar de que las Fuerzas de Seguridad de la Comunidad Valenciana están desplegadas al máximo de su capacidad, la logística y el acceso a todas las áreas continúan siendo un reto.

A medida que la tensión aumenta en estas zonas, los ciudadanos demandan una mayor presencia del Estado para evitar que la situación se descontrole. Desafortunadamente, la propagación de rumores a través de redes sociales, como la supuesta invasión de una armería, han generado miedo y confusión, incitando a la población a actuar con violencia.

La magnitud del desastre también ha puesto de manifiesto la necesidad de una coordinación eficaz entre los distintos cuerpos de seguridad y organizaciones de rescate. Aunque algunos sindicatos de la policía y asociaciones de la Guardia Civil han solicitado participar activamente en el operativo, los expertos advierten que solo los responsables de la crisis deben tomar decisiones basadas en información precisa y actualizada.

Estamos solo al inicio de lo que promete ser una crisis prolongada, que podría durar semanas. Esto requerirá un relevo continuo de los distintos equipos de emergencia —militares, Fuerzas de Seguridad y Protección Civil— para asegurar que la recuperación de la zona no pierda intensidad. Además, es fundamental que se movilicen más recursos, siempre bajo la estricta coordinación de los coordinadores del operativo, para ayudar a las comunidades afectadas a recuperarse lo más pronto posible.