Una reciente metedura de pata del presidente Joe Biden ha sumido en el caos la campaña de Kamala Harris, quien estaba intentando posicionarse como una firme defensora de la democracia en medio del asedio de Donald Trump. Este error llega en un momento crítico, justo cuando las encuestas muestran un panorama sombrío para los demócratas.

El altercado comenzó cuando Biden quiso defender a los puertorriqueños en una entrevista con CNN, tras los comentarios xenófobos emitidos por Trump en un mitin reciente. Durante su intervención, Biden mencionó que 'Puerto Rico es una isla flotante de basura', una frase despectiva encajada en un comentario más amplio sobre la necesidad de unidad. Sin embargo, sus palabras fueron malinterpretadas, lo que llevó a la Casa Blanca a alterar la transcripción de la entrevista para aclarar que se refería al humorista que realizó el comentario, y no a los seguidores de Trump.

Esa declaración ha dado nuevo combustible a Trump, quien no perdió la oportunidad de criticar a Harris, acusándola de liderar 'una campaña de odio' y sugiriendo que Biden 'no sabe lo que dice'. En otro acto, Trump se presentó en un camión de basura para remarcar las palabras del presidente, intensificando la discordancia entre ambos bandos. Este tipo de retórica no es nueva; evoca los momentos difíciles de Hillary Clinton en 2016, cuando se refirió a los votantes de Trump como 'deplorables'.

Durante un mitin en Pensilvania, Trump insistió en que para liderar Estados Unidos, primero hay que querer al pueblo estadounidense, intentando presentarse como el candidato más inclusivo y positivo. Mientras tanto, Kamala Harris enfatizó su rechazo a cualquier crítica basada en la orientación política e intentó reafirmar su papel como 'la presidenta de todos los estadounidenses', independientemente de su decisión de votarle.

La campaña demócrata también se enfrenta a otro reto significativo: han contratado a 10,000 abogados para contrarrestar los intentos de Trump de impugnar los resultados electorales. En este tenso clima electoral, figuras como Arnold Schwarzenegger han decidido unirse a Harris, denunciando que rechazar los resultados de una elección es lo más antiestadounidense que se puede hacer. Este actor y exgobernador de California, que ya había manifestado su desacuerdo con Trump en elecciones pasadas, ha declarado su apoyo por la candidatura demócrata en esta ocasión.

Además, una reciente decisión del Tribunal Supremo ha complicado aún más el entorno electoral. La corte ha autorizado un plan del gobernador republicano de Virginia, Glenn Youngkin, que podría eliminar registros de votantes de personas sin ciudadanía estadounidense, afectando a 1,600 personas que no pueden verificar su estatus. Esta medida es vista como un intento de deslegitimar la participación de algunos votantes, lo que añade otra capa de controversia en un ciclo electoral ya repleto de tensiones.

Los demócratas ahora se encuentran en un punto crítico, donde cualquier error puede ser fatal para sus aspiraciones en las elecciones. Mientras Biden y Harris intentan reconducir la narrativa, la sombra de Trump sigue acechando, con elecciones que prometen ser las más disputadas en la historia reciente.