La devastadora DANA que ha azotado Valencia ha dejado una huella de destrucción y luto, al causar la muerte de más de 200 personas y devastar varios pueblos en la región. Alcaldes de estos municipios han alzado la voz, indicando que la ayuda no llega y que el sufrimiento es abrumador.

El alcalde de Aldaia, Guillermo Luján, expresó la sensación de abandono que sienten sus vecinos. "Necesitamos camiones con volquetes para retirar muebles y enseres arruinados que obstruyen las calles. Es urgente contar con vigilancia, porque las noches se han convertido en un caos; aquí no hay ley", comentó Luján en medio de la indignación general.

La situación es tan crítica que Luján se mostró ofendido por la evaluación del CECOPI, que considera que el impacto en su área es "bajo", a pesar de que él asegura que "no hay un solo comercio que se haya salvado y el 99% del municipio está afectado". "Sin la ayuda necesaria, no podremos recuperar lo perdido", afirmó.

La escala de la tragedia también se ve reflejada en el municipio de Paiporta, donde su alcaldesa, Maribel Albalat, lamentó la situación desesperante: "Aún hay cuerpos entre los vehículos inundados y no podemos acceder a algunas zonas”. La magnitud del desastre es tal que, se llevan contabilizados más de 70 fallecidos en Paiporta y la búsqueda continúa, ya que se esperan malas noticias a medida que se inspeccionan los garajes y sótanos.

La alcaldesa agradeció los esfuerzos de los servicios de emergencia, aunque insistió en que los recursos son insuficientes. En muchas áreas, incluyendo la zona centro de Paiporta, aún no se ha podido comenzar la limpieza. "Hemos podido acceder solo a pie para atender a los ciudadanos, la situación es devastadora", confesó.

El denominado punto crítico de este desastre no solo afecta a las vidas humanas y la infraestructura, sino también a la economía local ya que NN hh ha declarado que miles de coches están varados y son un peligro para la seguridad pública.

La alcaldesa de Chiva, Amparo Fort, también se unió al llamado de auxilio, solicitando víveres y agua para los más vulnerables, incluidas familias con bebés y adultos mayores. La situación es tan grave que menciona que incluso han desaparecido casas enteras con probable pérdida de vidas.

La tragedia ha revelado la fragilidad del sistema de ayuda en momentos de crisis, pero también ha evidenciado la solidaridad de la comunidad. Se han recibido numerosas donaciones y voluntarios están trabajando arduamente para limpiar y abastecer a los afectados. Sin embargo, las dificultades en las comunicaciones están impidiendo una coordinación eficiente entre las organizaciones.

Los alcaldes no solo piden ayuda, sino también reconocimiento del grave impacto que ha sufrido su gente. Estos llamados no solo reflejan la indignación, sino un clamor por humanidad en una de las peores crisis que ha vivido la región en décadas. Con cada día que pasa sin la ayuda necesaria, el miedo y la incertidumbre solo crecen. ¡Ahora más que nunca, la comunidad necesita que se escuche su voz y se actúe con rapidez!