‘Cuando cae el otoño’: la dulce abuelita de François Ozon merece otra oportunidad
2024-12-13
Autor: María
Un año después de la comedia Mi crimen, el cineasta francés François Ozon nos sorprende con su nueva película, Cuando cae el otoño, una obra que, aunque parece ligera, es un profundo viaje a través de la emotividad y los matices de las relaciones familiares. Ozon, conocido por su habilidad en el cruce de géneros, una vez más nos ofrece un retrato íntimo y humorístico de personajes complejos, alejándose de los juicios morales convencionales.
El entorno rural de Borgoña es un protagonista en sí mismo en este drama que se mezcla con toques de thriller y tragicomedia. La historia gira en torno a Michelle, una abuela jubilada que anhela pasar más tiempo con su nieto mientras lidia con la complicada relación con su única hija. A través de los detalles de su rutina diaria, desde el cuidado de su huerto hasta las visitas a su amiga Marie-Claude en prisión, Ozon nos sumerge en la vida de Michelle. Un momento clave se presenta al inicio de la película, durante una misa, donde la abuela escucha un pasaje sobre María Magdalena, lo que establece un tono reflexivo para el resto de la trama.
Las interpretaciones de Hélène Vincent y Josiane Balasko, ambas actrices y directoras, son el alma de la película. A medida que se desarrolla la historia, el retrato familiar se torna sombrío debido a una serie de eventos que cambian el curso de la narrativa. Lo que sigue es tanto impactante como valiente, al revelar que la vida tranquila de la entrañable abuela oculta un complicado rompecabezas emocional. A pesar de que algunas piezas de este rompecabezas no encajan del todo, especialmente la de su hija, el resultado final es conmovedor.
Desde la misa inicial hasta el momento de crisis desencadenado por un plato de setas —que simboliza la toxicidad de la relación madre-hija— la historia se desarrolla de una manera sorprendente pero efectiva. Ozon aboga por las segundas oportunidades y los modelos familiares alternativos en un contexto que desafía las convenciones sociales. Con un toque de humor negro y una dirección cuidadosa, el director logra crear un retrato de Michelle que combina ternura y ambigüedad. Al final, Cuando cae el otoño emerge como una obra de arte que invita a la reflexión sobre la familia, la maternidad y las decisiones que definen nuestras vidas. ¡No te la pierdas!