Ciencia

¡Crisis Espacial Evitada! La Decisión de la NASA que Cambió el Futuro de los Astronautas

2024-10-01

El pasado fin de semana, SpaceX lanzó la misión Crew-9, marcando un hito en el regreso seguro de los astronautas de la Starliner de Boeing a la Tierra, previsto para febrero del próximo año, siempre que no surjan imprevistos. Sin embargo, este desenlace favorable podría haber sido muy diferente. Hace diez años, la NASA estuvo a un solo paso de convertirse en un organismo dependiente de una sola empresa: Boeing.

Según el autor Eric Berger en su libro "Reentry: SpaceX, Elon Musk and the Reusable Rockets that Launched a Second Space Age", la NASA se encontraba lista para firmar un contrato exclusivo con Boeing para su Programa de Tripulación Comercial, dejando a SpaceX fuera de la ecuación. Pero en el último momento, una serie de eventos inesperados hicieron que la historia tomara un rumbo diferente.

La misión Starliner, con los astronautas de la NASA Butch Wilmore y Sunni Williams, se convirtió en un fiasco. A pesar de un despegue exitoso el 5 de junio, la Starliner permaneció acoplada a la Estación Espacial Internacional (ISS) durante tres meses debido a fallos en cinco de sus propulsores y fugas de helio. Finalmente, la NASA tomó la decisión de regresar a la tripulación a bordo del vehículo Dragon de SpaceX, dejando a Boeing y su nave sin un regreso seguro.

En aquel entonces, 2014, la NASA estaba buscando un contrato que impactaría fuertemente la dirección futura de la carrera espacial. La elección inicial a favor de Boeing se fundamentó principalmente en la percepción de confianza, aunque SpaceX, liderada por Elon Musk, aún no había probado su valía completamente.

Berger revela que los funcionarios de la NASA estaban tan convencidos de la capacidad de Boeing que llegaron a redactar contratos que asignaban todo el presupuesto de la agencia para la tripulación comercial a esta compañía. Sin embargo, también había preocupaciones económicas que influenciaron la decisión, ya que la NASA enfrentaba limitaciones presupuestarias y consideraba la posibilidad de otorgar el contrato únicamente a un proveedor.

A medida que la evaluación avanzaba, SpaceX tuvo una propuesta más económica de 2.6 mil millones de dólares frente a los 4.2 mil millones que pedía Boeing. Pero en términos de idoneidad y desempeño, Boeing parecía tener la ventaja. Todo cambió cuando la NASA rechazó la propuesta de Boeing de realizar solo pruebas en tierra del sistema de aborto de Starliner, lo que despertó inquietudes sobre la seguridad.

Esto llevó a la NASA a reconsiderar, abriendo la puerta a la opción de firmar contratos con ambas empresas. Gracias a esta decisión de último minuto, no solo se diversificó el riesgo y se garantizó un futuro más estable para los astronautas, sino que también se evitó un posible desastre económico para la agencia y sus empleados. Si Boeing hubiera sido el único socio, la situación podría haber resultado en una crisis sin precedentes.

El futuro de los viajes espaciales y de la exploración del espacio está ahora en manos de dos gigantes: Boeing y SpaceX. Mientras los astronautas respiren tranquilos, el mundo observa con expectativas lo que vendrá en esta nueva era de la exploración espacial.