La situación en Boeing se intensifica tras la decisión de los trabajadores en Seattle, Estados Unidos, que el pasado miércoles, 23 de octubre de 2024, rechazaron de manera contundente la última oferta de contrato presentada por la compañía. Esta decisión se traduce en la continuación de una huelga que ya se encuentra en su sexta semana, según ha comunicado el sindicato a través de la red social X.

La votación reveló que un sorprendente 64% de los miembros del Distrito 751 de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM) optaron por no aceptar la propuesta de Boeing. Aunque la oferta incluía un aumento salarial del 35%, muchos empleados consideraron que esto no era suficiente, especialmente al no reestablecer el plan de pensiones que había sido anhelado por muchos de ellos.

Desde el 13 de septiembre, aproximadamente 33,000 trabajadores del sindicato han mantenido piquetes en defensa de sus derechos, luego de que una abrumadora mayoría rechazara una propuesta inicial de contrato de cuatro años.

Los trabajadores han levantado su voz exigiendo un aumento salarial del 40%, citando años de estancamiento en sus ingresos que no han podido seguir el ritmo de la creciente inflación. Esta situación los ha llevado a una crisis económica, ya que muchos empleados sienten que no pueden permitirse vivir en una de las regiones más costosas de Estados Unidos.

Jon Holden, presidente del sindicato en Seattle, expresó: "Después de 10 años de sacrificios, aún tenemos terreno que recuperar, y estamos ansiosos por reanudar las negociaciones de inmediato". También enfatizó que esta situación es una clara manifestación de democracia en el lugar de trabajo y de las consecuencias que pueden enfrentar las empresas que no tratan bien a sus trabajadores.

El impacto de la huelga se siente fuertemente en la compañía, que enfrenta desafíos críticos bajo la dirección de su nuevo CEO, Kelly Ortberg. A pesar de esto, Ortberg mostró un moderado optimismo sobre la posibilidad de ratificación del contrato propuesto.

Sin embargo, Boeing no solo lidia con las demandas de sus empleados. La aeronáutica reportó pérdidas de 6,200 millones de dólares, en parte debido a los costos asociados con la huelga y los problemas persistentes en su sector espacial y de defensa. Además, la presión de los organismos reguladores ha aumentado, evidenciando problemas de seguridad que han puesto a la empresa bajo el microscopio.

La situación actual en Boeing es un claro recordatorio de que el poder de los trabajadores puede influir en la dirección de una de las empresas más emblemáticas del mundo de la aviación. La pregunta queda en el aire: ¿lograrán los trabajadores obtener lo que demandan, o la huelga terminará costándole aún más a la empresa?