Los lanzamientos del cohete Falcon 9 han sido paralizados nuevamente tras un inusual fallo en la segunda etapa al intentar desorbitar. Esta situación no podría haber ocurrido en un momento más crítico, ya que SpaceX tiene programadas dos misiones clave para la próxima semana.

El contexto es alarmante. El sábado pasado, SpaceX logró finalmente lanzar la esperada misión Crew-9, que había experimentado retrasos debido al regreso de la nave Starliner de Boeing, el cual se realizó sin tripulación. Este lanzamiento fue un éxito, llevando a bordo a un astronauta estadounidense y un cosmonauta ruso hacia la Estación Espacial Internacional, mientras que el propulsor del Falcon 9 aterrizó con éxito. Sin embargo, lo que tuvo lugar después es motivo de preocupación.

¿Qué ocurrió exactamente? A diferencia de la primera etapa, que se reutiliza, la segunda etapa del Falcon 9 tiene un diseño que le permite llevar algo de combustible para realizar desorbitaciones controladas. Dicha maniobra es vital para que la etapa superior pueda salir de la órbita de forma segura, evitando así un reingreso descontrolado que podría amenazar áreas pobladas en la Tierra.

La segunda etapa del Falcon 9 tenía como objetivo reingresar sobre una remota zona del Océano Pacífico Sur, cerca de Nueva Zelanda. Sin embargo, un encendido anómalo del motor Merlin llevó a la etapa a impactar fuera de la zona planificada. Este fallo no solo genera inquietudes sobre la seguridad de futuros lanzamientos, sino que también ha traído consigo una investigación por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA).

Este es el segundo incidente en menos de tres meses, lo que plantea serias preguntas sobre la fiabilidad del Falcon 9. En julio, una fuga de oxígeno líquido llevó a la pérdida de 23 satélites Starlink, lo que generó la paralización de lanzamientos durante un tiempo significativo. Sin embargo, SpaceX logró solucionar el problema en un tiempo récord y regreso al espacio rápidamente.

La gravedad de la situación no puede subestimarse. SpaceX tiene importantes misiones en puerta que son cruciales tanto para la empresa como para la exploración espacial. La sonda Hera de la Agencia Espacial Europea se prepara para acercarse a Dimorphos, el asteroide que fue desviado por la misión DART de la NASA, mientras que la notable sonda Europa Clipper de la NASA, que examinará la luna Europa de Júpiter, está lista para su lanzamiento con el Falcon Heavy, que utiliza la misma segunda etapa que el Falcon 9.

A pesar de la paralización actual, no está claro cuánto tiempo permanecerán los lanzamientos en espera. SpaceX trabaja contrarreloj para resolver la anomalía y recuperar la aprobación de la FAA. Las misiones que tienen en su agenda son demasiado importantes como para permitir un retraso prolongado. La comunidad espacial está atenta, esperando noticias de la reanudación de los lanzamientos y lo que significará esto para el futuro de los exploraciones.

¿Podrá SpaceX superar esta crisis y volver a lanzar sus cohetes a tiempo? La respuesta está en el aire, pero la presión está más alta que nunca.