Este domingo en Gran Hermano, la casa se ha visto envuelta en un ambiente de nerviosismo y emoción de cara a la gala de la noche. Óscar, mientras se dedica a cocinar, comparte momentos con Jorge, quien lo acompaña y con quien reflexiona sobre la importancia del apoyo entre compañeros, especialmente en momentos difíciles: 'No se puede dejar a una persona sola cuando está mal'.

En el baño, Daniela y Maica discuten sobre sus atuendos, preparándose para la prueba que se viene. Maica se muestra decidida a darlo todo: 'Me voy a subir con los rizos hechos, después de la que me han montado y ahora están todos pedaleando'.

Los habitantes de la casa aún tienen dificultades para habituarse a los nuevos nombres de Violeta y Luis, a quienes todavía suelen llamar por sus apodos originales, Ainara y Diego, generando confusiones.

Mientras tanto, la tensión aumenta en la casa, especialmente en relación a la prueba semanal. Algunos concursantes creen haberla superado, mientras que otros no están tan seguros. La incertidumbre flota en los ambientes, y la necesidad de uniformes para la prueba mantiene a todos en alerta.

En medio de todo esto, surgen quejas sobre la desaparición de pertenencias personales, como lo hace Elsa al exponer que le han robado algunos tangas: '¿Ahora también compartimos tangas?'. Por su parte, Nerea, enérgicamente, se dedica a pedalear mientras Juan solicita al Súper que active un contador para llevar un seguimiento de las millas recorridas.

Cuando la puerta de la prueba se abre, la rivalidad se intensifica entre Luis y Ruvens. Los concursantes prometen no interferirse entre ellos durante la gala, pero Edi y Juan planean bloqueos estratégicos si es necesario. La tensión aumenta cuando hablan de quedar por delante en la prueba semanal y evitar que otros concursantes se salven fácilmente.

Óscar intenta mantener la limpieza de la casa al pedir voluntarios para aspirar, lo que parece ser una estrategia para mantener el ambiente ordenado antes de la gala.

Las conversaciones en la casa revelan la tensión entre los concursantes, especialmente entre Adrián y Ruvens, quienes discuten sobre el respeto y las formas adecuadas de comunicar sus pensamientos. Ruvens se siente incómodo al considerar que algunas cosas deberían haberse discutido en privado. La dinámica social en la casa parece estar afectando el juego emocional de varios, donde Maica le confiesa a Adrián que su relación no va a ir más allá de una amistad, dejando a ambos en una situación incómoda.

Además, la preocupación por el suministro de leche desata un momento cómico, recordándoles a todos que deben ser previsores para el desayuno del lunes.

A medida que la gala se acerca, las tensiones aumentan, pero los concursantes intentan relajarse en la cocina, bromeando y compartiendo un momento de camaradería. Maica, abrumada por los últimos eventos, decide buscar un refugio en la habitación con otras concursantes, buscando apoyo y contención.

Sin embargo, el conflicto no ha terminado, ya que la estrategia de bloqueo en las nominaciones y la competencia por la atención y el apoyo han comenzado a dividir a los grupos dentro de la casa. Las desavenencias siguen creciendo y la intriga entre los concursantes se mantiene vibrante.

Finalizando la jornada, los ecos de las tensiones persisten, pero los gritos de apoyo desde el exterior, como 'Habitación azul fuera', sirven como un recordatorio de que, aunque la competencia es feroz, no están solos en esto. ¿Cómo se resolverán estas tensiones en la gala de esta noche? ¡No te pierdas el emocionante desenlace!