Auschwitz: ¿Turismo o Recuerdo del Horror?
2025-01-25
Autor: Carmen
El título de este artículo podría sonar escandaloso, pero es la realidad que se vive actualmente en uno de los lugares más emblemáticos del Holocausto. Visitar Auschwitz, que conmemora el 80° aniversario de su liberación en 1945, ya no se trata solo de un acto de memoria; es también una experiencia turística en la que se ofrecen paquetes que incluyen almuerzo. Una publicidad que promete una visita con todas las comodidades posibles ha despertado la imaginación de cineastas como Jesse Eisenberg, quien se ha inspirado en esta tendencia oscura para su película 'A Real Pain'. En ella, dos primos estadounidenses visitan el lugar de sufrimiento de sus ancestros, mientras resuena en el fondo la pregunta: ¿es esto un homenaje o una trivialización del horror?
El cine contemporáneo está reflejando la falta de un enfoque serio sobre los eventos que tuvieron lugar en Auschwitz. Películas como 'Treasure', donde una joven viaja con su padre sobreviviente del Holocausto, aplican una lente personal al tema, mientras que 'The Delegation' muestra a adolescentes israelíes buscando entender su historia. En esta ola de representación, el documental 'Austerlitz' nos enfrenta al contraste entre el respeto debido a un lugar de memoria y la presencia abrumadora de turistas que buscan la foto perfecta junto a los crematorios. El turismo oscuro, que nos lleva a battlegrounds y lugares de desastre, empieza a diluirse en un paisaje donde la memoria se mezcla con la banalidad. La imagen de jóvenes sacándose selfies frente al cartel “Arbeit macht frei”, que se traduce a “el trabajo os hará libres”, resuena como un golpe a nuestra memoria colectiva.
A medida que avanzamos a través de este turismo oscuro, Auschwitz se mantiene como un símbolo del mal absoluto, mucho más que un simple destino turístico. Ocho décadas después de su liberación, el contexto en el que se conmemora ahora está marcado por la desaparición de los últimos supervivientes, el eco de conflictos actuales como la destrucción en Gaza, y el auge de la extrema derecha en Europa, que pone en tela de juicio el relato histórico que hemos construido.
La historiadora Annette Wieviorka menciona que la forma en que percibimos y recordamos Auschwitz está cambiado de manera alarmante. Ya no solo se trata de preservar la memoria de lo que sucedió, sino que se debatirá sobre el impacto de cómo se narran estas experiencias. Según Wieviorka, el tabú que existía sobre la representación de Auschwitz se está levantando, permitiendo un espectro de interpretaciones que podrían trivializar el horror. Este cambio en las percepciones no es solo una contradicción moral, sino que plantea preguntas sobre cómo poblaciones enteras enfrentarán sus traumas colectivos.
El campo de Auschwitz, que funcionó hasta 1945 como un lugar de exterminio, ahora se está transformando en un plató de película, una marca comercial, donde títulos como 'La bailarina de Auschwitz' o 'Los amantes de Auschwitz' están proliferando. Esto introduce un nuevo dilema: ¿hemos transformado Auschwitz en un insensible producto de consumo, despojándolo de su dolor y sufrimiento? La sensación es que, mientras las emociones son vitales para entender la Shoá, cuando todo se reduce a esa emocionalidad, se pierde el propósito.
No obstante, no toda representación es trivial. La nueva ola de cine, incluyendo producciones como 'Treasure', busca explorar el trauma transgeneracional y el desgaste emocional que afecta a los descendientes de sobrevivientes. La realizadora Julia von Heinz aclara que esta tendencia a narrar desde una perspectiva de la tercera generación busca romper el silencio que ha rodeado a estos eventos devastadores. Hasta ahora, se ha ignorado cómo estos traumas han permeado la vida moderna, lo cual ha llevado a una nueva exploración en la pantalla grande.
Finalmente, nos encontramos en un momento de reflexión sobre cómo recordamos, reflexionamos y, sí, hasta cómo turisteamos en lugares que deberían demandar respeto y solemnidad. Auschwitz se alza, no solo como un testimonio de los horrores del pasado, sino como un espejo que nos muestra los peligros de perder la memoria y el respeto en la era de las redes sociales y la cultura del clic. ¿Estamos listos para enfrentarlo o seguiremos navegando en la superficialidad de la experiencia turística?