(CNN) -- Tras el devastador ataque de Hamas a Israel el 7 de octubre, las alarmas sobre una posible guerra regional se encendieron. El conflicto ha trascendido Gaza, con Hezbollah lanzando ataques desde el norte y los hutíes desde Yemen. Israel, ahora más que nunca, se ve obligado a entrar en un enfrentamiento directo con Irán, lo que podría desatar un conflicto más amplio a nivel regional.

Casi un año después del inicio de esta crisis, la guerra está en marcha. Un día después del mayor lanzamiento de misiles balísticos de Irán contra Israel, las fuerzas israelíes se enfrentan a combatientes de Hezbollah en el Líbano, lo que confirma que la guerra regional ya es una realidad. La pregunta crucial ahora es: ¿se intensificará este conflicto o habrá vías para la desescalada?

Los líderes israelíes están ante una importante disyuntiva. Tras un ataque misilístico de Irán en abril, Israel optó por contenerse, respondiendo solo con ataques limitados a instalaciones de defensa aérea iraníes. Sin embargo, el ataque reciente de Irán ha destacado por su intensidad sin precedentes. Aunque los daños fueron mínimos y la mayoría de los misiles fueron interceptados, el clima de incertidumbre continúa.

La portavoz del gobierno iraní, Fatemeh Mohajerani, subrayó que Irán no está interesado en una guerra más amplia, citando ejemplos recientes donde el país se contuvo a pesar de las demandas internas. Esto sugiere que, aunque Irán actúe con agresividad, hay un deseo de evitar una escalada que podría resultar devastadora para todos.

El Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha recuperado su estatus político en medio del caos. La campaña de bombardeos de Israel sobre el Líbano ha causado un éxodo masivo, desplazando a más de un millón de personas, pero también ha permitido a Israel neutralizar temporalmente la amenaza en el norte. Esta situación plantea la pregunta: ¿por qué no aprovechar la ocasión para debilitar a su principal patrocinador, Irán?

Netanyahu ha expresado que la eliminación del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, es fundamental para el futuro de la seguridad israelí. Durante su última declaración, se refirió a un momento de oportunidad para cambiar el equilibrio de poder en la región. Mientras tanto, las fuerzas israelíes han comenzado una ofensiva terrestre en el sur del Líbano, un paso que podría resultar crucial en los próximos días.

Los analistas militares ven la situación como una oportunidad que Israel no puede desperdiciar. Naftali Bennett, ex Primer Ministro de Israel, ha abogado por una respuesta contundente, incluyendo bombardear instalaciones nucleares iraníes. Este enfoque maximalista despierta preocupaciones entre los aliados de la región sobre la posibilidad de una escalada que podría arrastrar a más actores al conflicto.

Sin embargo, el camino hacia una respuesta más cautelosa podría ser el ataque a instalaciones militares iraníes, similar a la estrategia presentada por Irán en sus ataques a Israel. Las preocupaciones sobre el papel de Estados Unidos en este conflicto son igualmente significativas. Estados Unidos ha advertido que habrá consecuencias por los ataques, aunque es incierto cuán profundamente se involucrará en este empeoramiento de la situación.

En resumen, menos de un mes después de que comenzara este nuevo ciclo de violencia, el tiempo parece ser un factor crítico en las decisiones que tomarán ambos lados. La situación en la región sigue siendo volátil y todos los ojos están puestos en la próxima jugada de Israel.