El tan esperado derbi madrileño entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid se convirtió en un episodio controvertido debido a la suspensión temporal del partido, marcada por la lluvia de objetos que sobrevino hacia el portero del Real, Thibaut Courtois.

Dirigido por el árbitro Busquets Ferrer, este enfrentamiento siempre promete emociones intensas y esta vez no fue la excepción. Desde el inicio, los aficionados estaban al borde de sus asientos, listos para disfrutar de un encuentro lleno de adrenalina.

El enfrentamiento tuvo lugar durante la jornada 8 de LALIGA EA SPORTS. Tras un gol de Militão, el árbitro fue avisado por el propio Courtois sobre el peligro de los objetos lanzados desde la grada, lo que llevó a Busquets Ferrer a tomar una decisión inusual: suspender momentáneamente el juego y llevar a todos los jugadores a los vestuarios.

“Me siguen tirando”, fue la clara advertencia de Courtois, evidenciando la tensión que se vivía en el terreno de juego. Ante el creciente caos, el árbitro comunicó, “A la próxima meto a todo el equipo dentro”, anunciando que la seguridad de los jugadores era una prioridad. En un protocolo nunca antes visto, se detuvo el juego y se buscó la intervención de seguridad para acabar con el ataque de los hinchas.

Este tipo de incidentes no son nuevos, pero lo que sorprende es cómo la presencia de objetos peligrosos, como mecheros, puede interrumpir el flow de un partido tan importante. “Le han tirado cinco mecheros”, mencionó Dani Carvajal, comprensiblemente preocupado por la situación. La respuesta de Busquets Ferrer no dejó dudas: “Estoy cumpliendo el protocolo”.

La conversación entre los jugadores y el árbitro fue un reflejo del desconcierto reinante. Ancelotti no se quedó al margen y también buscó aclaraciones, preguntando si el equipo debía ir al vestuario. La respuesta fue clara: “Sí, sí, 10 minutos”, enfatizando la seriedad de la situación.

Finalmente, tras unos minutos de incertidumbre, el partido se reanudó y la tensión comenzó a disiparse. Sin embargo, la polémica continuó incluso después del pitido final, donde el Atlético logró empatar en el minuto 95 gracias a un gol de Ángel Correa, dejando a los aficionados con una mezcla de alivio y enfado por lo ocurrido.

Quedará en la memoria de todos los que presenciaron el partido este tumultuoso derbi, que demuestra que la pasión y la locura del fútbol pueden llevar a situaciones extremas. ¿Qué más sorpresas nos deparará la temporada? Lo que está claro es que el fútbol español sigue siendo un terreno fértil para emociones fuertes y giros inesperados.