La gigante del comercio electrónico Amazon, fundada por Jeff Bezos, ha decidido eliminar compromisos significativos en sus políticas de protección de los derechos de las personas negras y de la comunidad LGBTQ. Esta decisión está en línea con una tendencia más amplia que busca disminuir las iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en importantes empresas tecnológicas.

Según un memorando interno fechado el 16 de diciembre de 2024, la vicepresidenta de Experiencias y Tecnología Inclusivas de Amazon comunicó a los empleados que se eliminarán gradualmente “programas y materiales obsoletos”, lo que involucra una reducción considerable de los esfuerzos de diversidad e inclusión.

Recientes reportes de The Washington Post indican que se han borrado secciones críticas de la página corporativa de Amazon, como “Equidad para las personas negras” y “Derechos LGBTQ+”, además de suprimir cualquier mención al término “transgénero”. Lo que antes era un enfoque claro sobre equidad y derechos ha sido relegado a un epígrafe genérico.

Estos cambios se producen en un contexto de creciente conservadurismo, marcado por la llegada al poder de Donald Trump y la operaciones de empresas como Meta, que también han sido criticadas. Documentos filtrados han revelado que Meta permitirá publicaciones cargadas de racismo y homofobia en sus plataformas, destacando un cambio alarmante en la moderación de contenidos.

El impacto de estas decisiones se extiende más allá del ámbito corporativo, levantando preocupaciones entre activistas y defensores de derechos humanos sobre el retroceso de las luchas por la equidad y la inclusión. Empresas como John Deere, Walmart y McDonald's también han tomado medidas similares, llevando a muchos a interpretar estos movimientos como un respaldo tácito a la agenda de Trump, que será investido nuevamente presidente de EE.UU. el próximo 20 de enero.

En una demostración adicional de apoyo a Trump, se ha confirmado que Bezos, Mark Zuckerberg y Elon Musk, destacados líderes de la tecnología, participarán en la ceremonia de investidura, habiendo donado un millón de dólares cada uno al “fondo inaugural” que financiará el evento.

La reacción pública ante estas decisiones ha sido negativa, con numerosos llamados a boicots y protestas dirigidas a estas empresas. Activistas advierten que estos cambios no solo afectan a las políticas internas, sino que también podrían tener consecuencias sociales profundas, al dar paso a un entorno más hostil para comunidades históricamente marginadas. La pregunta ahora es: ¿cuáles serán las repercusiones para Amazon y otras grandes empresas en un mundo que parece moverse hacia la regresión en derechos y libertades?