Los devastadores incendios que han asolado el norte de Portugal han cruzado la frontera, y el humo ya está oscureciendo los cielos de Galicia. A lo largo del fin de semana, se anticipa que esta nube de contaminación se extenderá a gran parte del norte de España, alcanzando incluso el sur de Francia.

Hasta ahora, estos incendios han causado la trágica muerte de siete personas y han arrasado cerca de 100.000 hectáreas de bosque, convirtiéndose en uno de los peores desastres forestales de la historia reciente en la península Ibérica. Para poner esto en perspectiva, el incendio más grave registrado en España, el de Riotinto en Huelva en 2004, arrasó aproximadamente 30.000 hectáreas.

El inusual fenómeno del humo ha tenido efectos visibles en las ciudades gallegas. En Vigo, por ejemplo, el sol ha tomado un tono rojizo y una densa neblina ha envolto la ciudad, creando una atmósfera de inquietud y una fuerte sensación de peligro. Además, el olor a quemado se ha propagado, lo que ha generado preocupación entre los residentes, muchos de los cuales han expresado miedo por la salud pública que este humo podría afectar.

Las autoridades locales han recomendado a los ciudadanos que permanezcan en interiores y eviten actividades al aire libre. Se están realizando esfuerzos para combatir los incendios, pero el viento y las altas temperaturas complican la situación. Este escenario alarmante resalta la necesidad urgente de medidas para prevenir futuros desastres y proteger tanto a la vida humana como al entorno natural.