El director de la Cátedra de Cambio Climático de la Universitat Politècnica de València (UPV), Manuel Augusto Pulido, afirma que “está claro que el riesgo no se trasladó de forma suficiente a la población” tras la devastadora DANA que inundó gran parte de la provincia de Valencia el 29 de octubre. Este evento dramático ha sido calificado como un punto de inflexión, donde los protocolos de prevención de inundaciones deben ser revisados y actualizados.

Pulido, quien también dirige el Instituto Universitario de Ingeniería del Agua y del Medio Ambiente, señala que la información sobre el riesgo estaba disponible y que muchos conocían la alerta roja por DANA, pero no la gravedad real del peligro. “El riesgo en las ramblas siempre ha estado ahí; esto no es un secreto”, destaca, haciendo hincapié en que los estudios y planes existentes ya advertían sobre los peligros desde hace décadas.

El experto indica que, en la jornada de la DANA, la clave era que la información llegara a aquellos responsables de tomar decisiones. A pesar de que los datos y las señales de alarma estaban presentes, la gestión de la información dejó mucho que desear.

Pulido expresa la necesidad de establecer protocolos más claros y técnicos, en lugar de depender de criterios políticos. “Las alertas deben obedecer a criterios técnicos, donde quede claro quién debe ser alertado y en qué momento”, aclara, sugiriendo que se deben seguir lineamientos más estrictos respaldados por datos concretos.

El fenómeno del cambio climático, que ha intensificado los problemas meteorológicos, juega un papel crucial en esta crisis. “Los episodios de DANA son comunes en la Comunitat Valenciana en octubre, pero factores como la alta temperatura del mar y del aire han empeorado la situación”, explica.

Con la creciente intensidad de estos fenómenos, Pulido advierte sobre la dificultad de usar datos históricos para futuros análisis. “El cambio climático implica un cambio de paradigma en el análisis meteorológico y de emergencias”, añade, indicando que deberíamos anticiparnos a estos eventos extremos.

A raíz de esta experiencia, Manuel Pulido está convencido de que “los planes de gestión de riesgo de inundaciones tendrán que cambiar”. Al igual que ocurrió tras la catástrofe de la pantanada de Tous, ahora es imperativo revisar qué ha fallado en prevención y respuesta ante estas situaciones.

De acuerdo con sus recomendaciones, es fundamental desarrollar protocolos que faciliten y agilicen la toma de decisiones para futuras emergencias, blindando a la población contra la inminente amenaza del cambio climático.