Carles Puigdemont ha decidido afianzar su poder en Junts mediante una reforma organizativa que se aprobará este fin de semana en el congreso del partido. Con esta maniobra, busca colocar a sus más cercanos aliados en la dirección del partido, dos años después de haberlo abandonado para centrarse en su proyección internacional y en su defensa legal tras el desafío independentista.

Durante el último congreso de Junts, que tuvo lugar en 2022 y donde se eligió a Laura Borràs como presidenta, los miembros de la ejecutiva eran elegidos mediante un sistema de listas abiertas, lo que prometía una “radicalidad democrática”. Sin embargo, Puigdemont ha optado por un esquema de “listas cerradas y bloqueadas”, lo que obligará a los militantes a respaldar toda su lista para elegirlo como presidente. Este movimiento ha generado descontento dentro del partido, donde algunos miembros reclaman que se mantenga el sistema de listas abiertas.

Entre los nombres clave en la nueva dirección se encuentran Jordi Turull, quien conservará su puesto como secretario general, y Míriam Nogueras, que ascenderá a una de las vicepresidencias. A su vez, Antoni Castellà, de la escisión de Demòcrates, se integrará formalmente en Junts, al igual que la fundación FunDem. Borràs, actualmente condenada por corrupción, mantendrá un rol al frente de esa fundación, permitiéndole un asiento en la ejecutiva.

La consolidación de la nueva estructura incluye a figuras emergentes como Mònica Sales y Salvador Vergés, quienes aportarán una nueva visión al partido, mientras que Puigdemont también avanza en su estrategia de “desespañolización” de Cataluña. Este movimiento hacia una mayor agresividad política podría tener repercusiones significativas en el panorama político catalán y en su relación con el gobierno español.

La oposición interna parece no frenar los planes de Puigdemont, quien ganó fuerza tras sus últimos movimientos. Con su control reforzado, se espera que la formación retome su carretera hacia la independencia, pero a costa de intensificar la lucha política interna. Todos los ojos están ahora puestos en el congreso de este fin de semana, donde el futuro de Junts está más en juego que nunca.