Salud

¡Alerta! El auge de los bollos en España: ¿La fruta se convierte en lujo?

2024-11-12

Autor: Marta

En los últimos años, los hábitos alimenticios en España han experimentado un giro alarmante. Un estudio reciente de la plataforma FITstore, conocida por su promoción de la alimentación saludable, ha revelado que el consumo de frutas frescas ha caído drásticamente, mientras que la bollería industrial se encuentra en auge. Este impacto negativo en la alimentación puede tener consecuencias preocupantes para la salud pública.

Las cifras son contundentes: el consumo de frutas ha disminuido un 20% en la última década, con una caída del 12,4% en los últimos cinco años. Esta tendencia es particularmente alarmante en categorías críticas como los cítricos, las frutas de hueso y los frutos rojos. La precariedad económica, exacerbada por la inflación, ha llevado a muchas familias a recortar las frutas de su lista de compras, convirtiendo a productos menos saludables en opciones más viables.

Curiosamente, aunque algunas frutas como melones y sandías se han mantenido relativamente estables en precio, el gasto total en frutas ha aumentado un 27% en la última década. Este desajuste revela la presión inflacionaria que afecta a los consumidores, quienes ya solo consumen 78,6 kilogramos per cápita en 2023, una cifra que se sitúa muy por debajo de los 102,5 kilogramos de 2014, alcanzando así un mínimo histórico.

Pero, ¿cuáles son las implicancias de este aumento en el consumo de productos de bollería? La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) ha alertado que un 63% de los hombres y un 48% de las mujeres en España lidian con problemas de sobrepeso. Este cambio en los hábitos alimenticios no solo es preocupante, sino que se está convertiriendo en un crisis de salud pública, ya que la bollería tiende a ser alta en azúcares y grasas saturadas, contribuyendo a las enfermedades crónicas.

En una respuesta desesperada a los precios ascendentes de la fruta, más personas están optando por la bollería y la pastelería. De hecho, el consumo de estos productos ha incrementado casi un 3% en la última década, y un 1,6% sigue en ascenso en 2024. La estabilidad en el precio de la bollería, a diferencia del aumento de la fruta, ha llevado a los consumidores a elegir lo que consideran opciones más asequibles, aún sabiendo que esto puede comprometer su salud.

La situación es crítica: con cada fruta que no se compra y se sustituye por un bollo, la salud de la población española se pone en riesgo. La falta de acceso a una alimentación rica en frutas y verduras puede tener consecuencias a largo plazo, no solo en la salud individual, sino también en el sistema de salud pública del país. ¡Es hora de replantear nuestras elecciones alimentarias!