
¿Por qué la presión en el deporte infantil puede arruinar la infancia de nuestros hijos?
2025-03-22
Autor: Valentina
En las competiciones deportivas, sean profesionales o infantiles, no es raro escuchar insultos desde las gradas hacia los árbitros o los jugadores del equipo contrario. Muchos padres, en su afán de alentar, presionan a sus hijos para que realicen entradas más agresivas, que no se rindan y que corran sin descanso. El apoyo familiar es vital, pero cuando este se transforma en una presión obsesiva por alcanzar el nivel de un Messi o un Lamine Yamal, puede tener consecuencias desastrosas para la salud mental de los niños.
Recientemente, un video de la campaña ‘No seas Hooligan’ de la Fundación Brafa dejó claro el problema con frases contundentes: “¡El deporte es un juego y se lo estamos robando a los niños!”; “Los ‘padres hooligan’ frenan el desarrollo deportivo de los niños y dañan su autoestima”. Esta situación plantea una pregunta crucial: ¿cuándo el deseo de éxito se convierte en abuso emocional?
Aunque la competitividad puede inculcar valores como la disciplina y la perseverancia, también puede causar estrés y ansiedad, especialmente cuando las expectativas son excesivas. Detectar a tiempo estos problemas es fundamental, advierten los especialistas. Un estudio de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla revela que cerca del 48% de las niñas abandona el deporte al llegar a la adolescencia, en comparación con el 33% de los niños. Otro informe de la Academia Americana de Pediatría señala que el 70% de los niños dejan el deporte a los 13 años, citando que “ya no se divierten” como la razón principal.
El papel crucial de los padres
El deporte, cuando se practica con la guía adecuada, puede ser un motor de desarrollo físico, psicológico y social en los niños. Carles Ventura, profesor de Psicología de la Actividad Física en el INEFC, sostiene que es responsabilidad de entrenadores, clubes y familias fomentar una práctica pedagógica adecuada. La psicóloga Noelia Iglesias enfatiza la importancia del apoyo familiar, destacando que los padres deben comprender su papel y evitar presionar a sus hijos con expectativas poco realistas.
Laura Cerdán, profesora en la UOC, añade que el mensaje central debe ser que el deporte es para disfrutar. Cuando la única meta es que el niño sea el mejor, se le está imponiendo una presión que puede dañar su autoestima.
Los efectos de la presión excesiva
La presión familiar puede llevar a los niños a experimentar problemas emocionales como desmotivación, ansiedad o tristeza, e incluso pueden abandonar el deporte. Una presión excesiva puede perjudicar su rendimiento y hacerles sentir que decepcionan a sus padres, lo que puede desencadenar sentimientos de culpa e inseguridad.
A pesar de que es natural que los padres tengan sueños y aspiraciones para sus hijos, el exceso de presión a menudo no se alinea con las capacidades de los niños y puede provocar frustración. Iglesias señala que esto puede llevar a un círculo vicioso de rabia, impotencia y tristeza, potencialmente culminando en depresión si no se aborda adecuadamente.
Cambios en el comportamiento
Los niños pueden mostrar cambios en su comportamiento cuando las expectativas son demasiado altas. Algunos expresan su malestar abiertamente, mientras que otros pueden volverse más introvertidos. Iglesias apunta a signos como excusas para no asistir a entrenamientos o competiciones, disminución en la comunicación, o síntomas físicos como dolores de cabeza. También deben ser observados cambios emocionales como tristeza o irritabilidad.
Cerdán advierte que otros indicadores de problemas pueden incluir un bajo rendimiento académico o explosiones de ira, lo que puede ser un reflejo de la tensión que sienten.
La obsesión por el éxito
Existen patrones comunes entre las familias que fijan expectativas poco realistas para sus hijos, como desear que sean la próxima estrella del deporte. Esto puede llevar a sacrificios en su infancia, transformando lo que debería ser un período lúdico en una actividad llena de estrés.
Según Iglesias, tener modelos a seguir es positivo, pero es crítico recordar que el éxito deportivo no se consigue de la noche a la mañana. Es un camino que requiere paciencia y esfuerzo.
Crear una relación saludable con el deporte
Los expertos aconsejan que los padres se enfoquen en el aprendizaje y la diversión en el deporte, no en los resultados. Deben valorar el esfuerzo, las habilidades sociales y el disfrute. El enfoque debe estar en la experiencia más que en los resultados. Cerdán enfatiza que los deportes son actividades grupales; el resultado no depende únicamente del niño, sino de todos los involucrados.
Además de los beneficios físicos, el deporte permite a los niños liberar energía y aliviar el estrés, aspectos que son cruciales en la vida diaria. Los adultos a menudo subestiman los problemas que los niños enfrentan, pero estos pueden ser igualmente estresantes para ellos.
En resumen, es vital que los padres permitan que sus hijos disfruten del deporte sin la presión de ser los mejores. Los expertos ofrecen consejos prácticos para ayudar a crear un entorno positivo donde los niños puedan florecer.