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¿Por qué China y Estados Unidos no pueden dejar de pensar en Taiwán?

2024-09-21

El interés de Estados Unidos y China en Taiwán ha escalado a niveles alarmantes, haciendo temer un posible conflicto militar que podría tener repercusiones globales. Tanto el presidente estadounidense, Joe Biden, como su homólogo chino, Xi Jinping, han insinuado que estarían dispuestos a actuar militarmente para proteger sus respectivos intereses en la isla.

Recientemente, en mayo de 2024, fuerzas militares estadounidenses y filipinas llevaron a cabo un ejercicio militar en el Mar de China Meridional, en el cual se hundió un viejo barco de la Marina de Filipinas, una demostración de fuerza que fue interpretada como un claro mensaje para Pekín. El despliegue de poder militar de Estados Unidos no solo envía una señal a China, sino que también busca fortalecer los lazos con sus aliados en la región.

China, no se queda atrás. Su moderno portaaviones Fujian ha sido presentado como el buque de guerra más grande de su flota, completando sus primeras pruebas en 2024. Todo esto forma parte de una serie de maniobras militares diseñadas para demostrar que Pekín está preparado para cualquier eventualidad.

La ubicación geoestratégica de Taiwán, situada a solo 130 kilómetros de la costa china, y su control sobre pequeñas islas cercanas como Kinmen y Matsu, otorgan a la isla un valor estratégico indiscutible. China reafirma continuamente su posición de que Taiwán es parte de su territorio, mientras que Estados Unidos mantiene una relación no formal, pero cercana, con la isla, manifestándose en su interés por evitar una invasión china.

El Estrecho de Taiwán, una vía crucial para el comercio internacional, así como el Estrecho de Miyako y el Canal de Bashi, son rutas que también adquieren relevancia en la dinámica militar y comercial entre ambas potencias. Estos estrechos son vitales para el acceso chino al Océano Pacífico y, por lo tanto, para la estrategia de contención de EE.UU.

David Sacks, un especialista del Council on Foreign Relations, señala que Taiwán juega un papel central en lo que Estados Unidos llama la primera cadena de islas, lo que le permite proyectar su poder militar cerca de las costas chinas mientras protege a sus aliados. En este contexto, tanto Washington como sus aliados rechazan lo que califican como actos de expansionismo por parte de Pekín.

La importancia de Taiwán no solo radica en su ubicación, sino también en su papel crucial en la producción de microchips. La Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) domina el 90% de la producción de los microchips más avanzados del mundo, esenciales para industrias tanto chinas como estadounidenses, desde teléfonos móviles hasta sistemas de defensa.

Si China lograra apoderarse de Taiwán, las consecuencias económicas para EE.UU. podrían ser devastadoras. "No creemos que una región bajo hegemonía china esté abierta al comercio y la inversión estadounidense", afirmó Sacks. Las implicaciones son aún más preocupantes si se considera que China ya ha demostrado su capacidad productiva, superando a EE.UU. en la fabricación de automóviles y otros bienes.

La relación histórica entre China y Taiwán también complica la situación. La isla fue cedida a Japón en 1895 y, tras la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en refugio para el gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek tras la guerra civil que llevó al poder a Mao Zedong en 1949. Esta historia ha forjado la percepción de que Taiwán es una provincia separatista y parte integral de la narrativa nacionalista china.

¿Estamos realmente al borde de un conflicto armado por Taiwán? La respuesta a esta pregunta tiene implicaciones para la paz mundial y la economía global. La escalada de tensiones continúa y los ojos del mundo están puestos en esta pequeña pero estratégica isla.