
¡Increíble hallazgo! La dieta secreta del zorro culpeo y su sorprendente amor por los roedores
2025-03-27
Autor: Benjamín
Un fascinante estudio ha revelado cómo el zorro culpeo (Lycalopex culpaeus), un astuto canino sudamericano, responde a la variación en la abundancia de sus presas, especialmente los pequeños mamíferos. Este trabajo fue llevado a cabo por el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), que ha dedicado dos décadas a la observación en el Parque Nacional Bosque Fray Jorge, ubicado en la región de Coquimbo.
Durante 23 años, un equipo de investigadores ha estado realizando un monitoreo demográfico mensual de diversas especies presa, complementando este trabajo con el análisis de heces y líneas olfativas que muestran la actividad del culpeo en el parque, un área protegida que abarca 9.000 hectáreas y es parte de la Reserva de Biósfera Fray Jorge desde 1977.
Los resultados arrojan patrones sorprendentes sobre la dieta de este depredador. Aunque comúnmente se considera que los culpeos son carnívoros generalistas, el estudio demuestra una notable preferencia por ciertas presas. Curiosamente, Abrocoma bennettii, un roedor que no es el más abundante, se convierte en un alimento crucial para el culpeo.
Un descubrimiento clave de esta investigación es que los culpeos presentan una respuesta funcional asintótica de Tipo II. Esto significa que su consumo de presas no aumenta ilimitadamente con la disponibilidad de estas, sino que llega a un punto de saturación. Este patrón generalmente se asocia con depredadores especializados, pero en el caso del culpeo sugiere una estrategia intermedia entre una dieta diversa.
Los investigadores también notaron que la respuesta numérica de los culpeos –su variación poblacional en relación con la disponibilidad de presas– es limitada. Sin embargo, durante periodos prolongados de escasez de pequeños mamíferos, los zorros alteran su dieta y buscan otros recursos alimenticios.
La investigadora Alejandra Troncoso destaca que los picos de lluvia en el Parque Fray Jorge incrementan la abundancia de pequeños mamíferos. Según sus registros, el mayor aumento de actividad del zorro se produce después de estos fenómenos, lo que pone de manifiesto cómo la variabilidad climática impacta en sus hábitos alimenticios.
El estudio fue el resultado del trabajo de un equipo multidisciplinario, que incluyó a investigadores de diversas instituciones, y ha sido publicado recientemente en la revista Therya de la Asociación Mexicana de Mastozoología. Este tipo de investigaciones a largo plazo son cruciales para comprender mejor las dinámicas de las relaciones depredador-presa y cómo las condiciones ambientales pueden alterar estos vínculos.
Además, Troncoso advierte que un monitoreo extendido es esencial, ya que permite documentar las trayectorias a lo largo del tiempo en estas interacciones. Si bien un año de alta lluvia podría resultar en un aumento de ratones y poca actividad de los zorros, un seguimiento a largo plazo revela que la relación es más compleja de lo que parecía.
La investigadora también señala la importancia de estos hallazgos para la conservación. Cuando la población de presas disminuye, los zorros deben desplazarse, lo que incrementa la probabilidad de conflicto con humanos y en ambientes agrícolas. Este desafío plantea un dilema crucial para las comunidades que habitan cerca de estos ecosistemas.
Por último, se ha observado una segregación espacial entre las dos especies de zorros presentes en el parque: el culpeo y el chilla. Los registros muestran que el culpeo prefiere áreas menos intervenidas por humanos, mientras que el chilla es más común en tierras agrícolas, lo que sugiere que su comportamiento y desplazamiento son diferentes, un punto vital a considerar para futuros esfuerzos de conservación.
Esta investigación no solo subraya el valor de los estudios a largo plazo, sino que también invita a reflexionar sobre cómo las dinámicas de los ecosistemas afectan las relaciones entre depredadores y sus presas, resaltando la maravillosa complejidad de la naturaleza.