El Plan Sur, un ambicioso megaproyecto desarrollado hace más de 70 años en Valencia, se erige como una salvaguarda crucial que ha protegido a la ciudad de inundaciones devastadoras. En esta ocasión, las fuertes lluvias generadas por la DANA han cobrado 211 vidas, y los equipos de rescate aún luchan por encontrar sobrevivientes. Pero, ¿cómo se evitó una catástrofe aún peor?

En 1957, Valencia sufrió una de las peores inundaciones de su historia, donde 84 personas perdieron la vida y barrios enteros fueron devastados. La ciudad, situada sobre una llanura ligeramente inclinada hacia el mar, era vulnerable a la acumulación repentina de agua durante lluvias torrenciales. Ante esta situación, el Gobierno franquista tomó la decisión de implementar el Plan Sur, desviando el cauce del río Turia y construyendo un nuevo canal de protección.

El proyecto, concluido en 1969, consistía en un canal de casi 13 kilómetros de largo y 250 metros de ancho en su base, diseñado para soportar grandes volúmenes de agua. Esta obra monumental no solo salvaguardó a Valencia, sino que también sentó las bases para una reconfiguración urbana que transformó la ciudad en un importante centro industrial y económico. Según el ingeniero Miguel Ángel Carrillo Suárez, el Plan Sur fue esencial para mitigar los efectos devastadores de las lluvias,

A pesar de estos avances, la reciente tormenta ha demostrado que las lluvias intensas siguen representando un serio riesgo, como lo evidenció el desbordamiento de un barranco cercano al Turia, que arrastró agua rápidamente al valle. La necesidad de infraestructura de drenaje sigue siendo imperativa para enfrentar estos fenómenos climáticos cada vez más frecuentes.

Financiado en parte por los propios ciudadanos de Valencia, quienes aportaron a través de un sello postal especial, el Plan Sur refleja un compromiso a largo plazo con la prevención de desastres naturales. Esta inversión se considera invaluable, ya que protege no solo vidas humanas, sino también propiedades y componentes vitales de la infraestructura de la ciudad.

Ahora, tras las recientes lluvias, muchos valencianos se sienten afortunados de estar al otro lado del Turia, donde las consecuencias han sido mínimas gracias al ingenioso diseño ingenieril del Plan Sur. A medida que la ciudad se recupera, los ingenieros y urbanistas continúan reflexionando sobre cómo mejorar aún más la resiliencia de Valencia frente a futuros desastres. ¿Qué nuevas estrategias se implementarán para proteger a esta vibrante ciudad mediterránea? Las lecciones del pasado siguen guiando el camino hacia un futuro más seguro.