En un ambiente cargado de tensión, el rey Felipe VI de España trató de comunicarse con los ciudadanos en Paiporta, Valencia, el pasado domingo, mientras su seguridad lo protegía de un grupo iracundo. Durante esta visita, que tenía como objetivo mostrar apoyo a una localidad devastada por inundaciones que han cobrado al menos 217 vidas, la situación se tornó caótica.

Los residentes, desesperados y frustrados, lanzaron barro y gritaron insultos a Felipe VI y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que fue especialmente atacado por la multitud. Una mujer llegó a acercarse a la reina Letizia, gritándole: "¡Que os vayáis!" mientras otros aclamaban "¡asesinos!" en un nivel de hostilidad sin precedentes en España.

Mientras el equipo de seguridad evacuó a Sánchez, Felipe VI, a pesar del tumulto, continuó intentando establecer un diálogo con la gente, lo que reforzó su imagen de monarca próximo. Sin embargo, finalmente decidió abandonar el lugar junto a la reina, quien, visiblemente afectada por los ataques, fue vista llorando en televisión.

A pesar de la agresividad de las protestas, se dio a conocer que el descontento de la población no se dirigía tanto hacia la realeza como hacia el presidente Sánchez, a quien acusaban de falta de acción ante la tragedia.

La visita de los reyes a Chiva fue suspendida tras estos incidentes, destacando el descontento generalizado por la falta de información y respuesta rápida frente a las inundaciones que arrasaron la región. Los ciudadanos expresan su desilusión, señalando que no se proporcionó suficiente aviso sobre las inclemencias climáticas.

El balance de esta catástrofe no solo incluye víctimas locales; entre los muertos, se encuentran ciudadanos chinos, según informó la embajada de China en España. Las complicaciones aumentan, ya que las autoridades advierten sobre la posibilidad de más lluvias, con alertas de nivel naranja activadas en varias localidades. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) predice chubascos intensos y persistentes, lo que agrava la situación actual.

Los esfuerzos de rescate han llevado a un despliegue militar sin precedentes, con 7,500 soldados y cerca de 10,000 policías y guardias civiles involucrados en las tareas de recuperación, mientras que la policía ha detenido a un centenar de personas por saqueos, aumentando la tensión en la comunidad.

Las devastadoras lluvias que asolaron la región el pasado martes han dejado un rastro de destrucción, con puentes destruidos y cientos de vehículos arrastrados. En Chiva, las escenas son desoladoras: los residentes trabajan incansablemente para despejar el barro que cubre sus hogares y negocios. La comunidad se une en un esfuerzo masivo de solidaridad, con miles de voluntarios llevando suministros y ayuda, aunque las autoridades han restringido el acceso a la zona debido a la inminente llegada de nuevas lluvias.

Mientras tanto, el Papa Francisco ha pedido a los fieles que recen por las víctimas en Valencia, subrayando la magnitud de la crisis. Con la autoridad enfrentando críticas por la lentitud de las respuestas, el pueblo clama por acción y compromiso, convirtiendo esta tragedia en un llamado urgente a la responsabilidad.