La exministra de Educación y actual candidata a alcaldesa de Las Condes, Marcela Cubillos, se encuentra en el ojo del huracán tras las recientes revelaciones sobre su exorbitante salario de $17 millones de pesos en la Universidad San Sebastián. Esta situación ha desencadenado una serie de reacciones en el Congreso, especialmente del oficialismo.

Los diputados socialistas Daniella Cicardini y Daniel Manouchehri han solicitado al Ministerio de Educación y a la Contraloría General de la República investigar el presunto financiamiento ilegal en la política y la relación de Cubillos con la universidad. Además, varios diputados de la oposición han propuesto la creación de una comisión investigadora para examinar más a fondo la situación en la USS y el involucramiento de otros actores mencionados en los controvertidos chats de Luis Hermosilla.

Defendiendo su posición, Cubillos ha lanzado una feroz contraofensiva, señalando en sus redes sociales: "Presidente Boric, su sueldo lo pagan todos los chilenos, y usted llega a la oficina cuando quiere, mientras sus amigos de las fundaciones se llevan miles de millones, dejando a Chile en ruinas". Este comentario llega justo después de que Boric se abstuviera de comentar sobre la polémica durante su discurso en la 79ª Asamblea General de la ONU.

En un giro inesperado, Cubillos también se encontró con Simón Boric Font, hermano del presidente, quien había cuestionado su salario. En esta conversación, Cubillos expresó su preocupación sobre cómo se sienten los chilenos ante un presidente que no ha terminado su carrera académica y cuya gestión ha sido criticada por la falta de efectividad. Además, argumentó que los diputados oficialistas intentan criminalizar los ingresos de sus oponentes políticos, además de señalar que el espíritu del 'octubrismo' sigue vigente en la política chilena, lo cual resuena con muchas críticas hacia el gobierno actual.

Mientras los cimientos de la política chilena continúan tambaleándose por este escándalo, Cubillos parece decidida a no retroceder. La pregunta que queda en el aire es: ¿Cómo responderá el electorado ante estas acusaciones en las próximas elecciones municipales?