En un desgarrador testimonio que dejó a muchos en shock, Santiago Hormazábal, de 41 años, compartió su experiencia con el proceso de transición de género ante la comisión investigadora de la Cámara de Diputados de Chile. Su intervención se produjo el pasado 2 de septiembre y fue parte de una serie de audiencias sobre los programas de acompañamiento para personas que desean transicionar de género. Hormazábal expresó que la transición debe ser el último recurso, enfatizando que no es una solución sencilla y que tener que depender de hormonas puede llevar a consecuencias graves, incluso a considerarse "hormo-dependientes" y a enfrentar impactos de salud a largo plazo.

"Hoy, después de más de 12 años de transición y dos años de terapia psicológica, comprendo que me voy a morir joven. Esta es una realidad que no se les comunica a los jóvenes que están considerando este camino", lamentó Hormazábal.

Durante la sesión también participó Nicolás Raveau, un exactivista trans que hizo una transición hacia el género femenino pero que posteriormente decidió de-transicionar. Raveau criticó los programas de acompañamiento, sugiriendo que están influenciados por una visión sesgada que no ofrece un espacio neutral para quienes están considerando su identidad de género. "¿Cómo se puede ofrecer un enfoque imparcial cuando hay activistas que culpan a las familias por la decisión de un niño de quitarse la vida? Esto no es solo una problemática personal, es un fallo del sistema", argumentó.

Raveau compartió su propia experiencia, relatando cómo fue amenazado tras ser reconocido por su activismo y cómo su vida se volvió un infierno al ser víctima de agresiones y acosos. Su testimonio fue un llamado de atención sobre el riesgo de una falta de veracidad y claridad en la comunicación alrededor de la transición de género.

A pesar de las críticas, también hay padres que defienden los programas de acompañamiento. Rafael Gary, cuyo hijo comenzó su transición a los 9 años, argumenta que estos programas han proporcionado un espacio seguro para que su hijo pueda explorar su identidad sin miedo. "Cada uno de estos niños tiene una historia que contar; muchos han vivido en la marginación y el abuso. Necesitan ser escuchados", declaró Gary, quien también enfatizó la importancia de la decisión de recurrir a bloqueadores hormonales para prevenir el desarrollo secundario en su hijo.

Eduardo Rodríguez y María José Amenábar, padres de un menor que se identifica como mujer, compartieron su viaje: "Borja, quien ahora se llama Ema, empezó a vivir y ser tratada como niña antes de iniciar el proceso de transición. Su deseo de expresarse como tal fue muy claro desde el principio".

Amenábar subrayó que revertir estas decisiones tiene sufrir costos emocionales y físicos profundos. "Tomar esa decisión de bloquear el desarrollo secundario a los 11 años fue dura, pero creímos que era lo mejor para su bienestar".

Con muchos testimonios opuestos y una creciente preocupación por la seguridad y bienestar de los jóvenes en este contexto, el debate sobre los programas de acompañamiento y las realidades de la transición continúa en el centro de la atención pública. ¿Nos estamos acercando a una mayor comprensión o solo estamos comenzando a abrir una caja de Pandora? El futuro sigue incierto en un tema tan delicado como crucial.