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El Calvario de Patricia Rodríguez: Una Jueza Valiente que Luchó Contra el Acoso en el Poder Judicial

2025-03-29

Autor: Camila

Patricia Rodríguez, jueza chilena con más de 30 años de experiencia, se enfrentó a un sistema judicial que la marginó y maltrató. Su lucha comenzó con una denuncia por acoso laboral hacia el ministro Felipe Pulgar, lo que desencadenó un conflicto que la llevó no solo al borde de la quiebra emocional, sino también a una sentencia de muerte por cáncer con metástasis en el cerebro.

En diciembre de 2023, ya consciente de su grave estado de salud, Patricia continuaba preocupándose por su calificación en el Poder Judicial, una obsesión que hablaba de su dedicación a la justicia. Este compromiso, sin embargo, la llevó a sufrir de estrés y depresión, diagnósticos confirmados por la Asociación Chilena de Seguridad, a pesar de que recibió licencias durante más de un año.

Su entrega al trabajo era tal que, tras largas jornadas de 12 horas, muchos la veían trabajar hasta la madrugada, una situación exacerbada por la carga laboral aumentada durante la pandemia. La magistrada había insistido en que el estrés acumulado había impactado su salud, algo que se materializó en su diagnóstico letal.

A pesar de sus esfuerzos y su pasión por la justicia, el sistema le devolvió fracasos. En una evaluación final, sus notas reflejaron más críticas que reconocimiento, dejándola en una posición vulnerable. Su historia no se limita a un caso individual de acoso; es un reflejo del entorno hostil que muchas mujeres enfrentan en el ámbito laboral, donde la presión y el machismo suelen prevalecer.

El juicio contra Pulgar y sus desafortunadas consecuencias para Rodríguez revelan la dura realidad de quienes se atreven a hablar y señalar irregularidades en el sistema judicial. Mientras sus colegas veían en ella a una luchadora valiente, el sistema continuó golpeándola hasta que el cáncer finalmente se llevó su vida el 6 de febrero de 2024.

Posteriormente, sus hijos decidieron continuar la lucha, presentando una demanda contra el Estado por los daños morales que su madre sufrió a causa de su entorno laboral. Esta medida no solo busca justicia para Patricia, sino también representa un grito de auxilio frente a un sistema que debe cambiar y adaptarse a las necesidades de sus trabajadores, protegiendo su salud física y mental en lugar de someterlos a cargas insoportables.

El triste desenlace de Patricia Rodríguez es un recordatorio de que el costo de la valentía a menudo es alto, y que la lucha por un ambiente laboral justo continúa. Ahora, su legado queda en manos de sus hijos, quienes buscan que su historia no sea olvidada y que otros no tengan que sufrir el mismo destino.