En un giro inesperado de los acontecimientos, Dinamarca ha expresado su descontento con el tono utilizado por el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, durante su reciente visita a Groenlandia. Este desencuentro se produce en un contexto donde la cooperación entre ambos países en temas de defensa y seguridad es crucial, especialmente frente a la creciente influencia de potencias como Rusia en el Ártico.

Lars Løkke Rasmussen, el ministro danés de Relaciones Exteriores, hizo una declaración clara: "No apreciamos el tono en el que fueron formuladas las críticas. Estamos abiertos a recibir sugerencias, pero así no se habla a sus aliados cercanos", y añadió que Dinamarca y Estados Unidos siguen siendo aliados estratégicos.

La controversia se intensificó cuando Vance, en su visita a la única base militar estadounidense en Groenlandia, acusó a Copenhague de no hacer lo suficiente por la seguridad de la isla. "Han hecho muy poco por la población de Groenlandia y por la arquitectura de seguridad de esta increíble y hermosa masa continental", afirmó Vance, provocando la respuesta inmediata de Rasmussen, quien enfatizó: "Es fundamental recordar que el acuerdo de defensa de 1951 otorga a Estados Unidos oportunidades significativas para fortalecer su presencia militar en Groenlandia. Si lo desean, estamos abiertos a discutirlo".

La Base Aérea de Pituffik, situada en la costa noroeste de Groenlandia, juega un papel vital en la defensa antimisiles de EE. UU., pues su ubicación estratégica la convierte en el punto de interceptación más cercano para misiles dirigidos desde Rusia hacia territorio estadounidense. En este contexto, la población de Groenlandia, compuesta en su mayor parte por inuit, depende en gran parte de la ayuda danesa, que representa aproximadamente el 20% del PIB de la isla, garantizando su autonomía en diversas áreas, salvo en asuntos de defensa y diplomacia.

A medida que se intensifican las tensiones en el Ártico, el presidente estadounidense ha reiterado la importancia de Groenlandia para la seguridad internacional, un tema que promete continuar generando debate en las relaciones danés-estadounidenses. Entre tanto, la comunidad internacional estará atenta para ver cómo se desarrollan estos acontecimientos y si se alcanzará un entendimiento que beneficie tanto a Groenlandia como a sus aliados.