
¡Descubre cómo la pelvis humana se transformó para que camináramos erguidos!
2025-09-02
Autor: Martina
La pelvis: el héroe olvidado de la evolución humana
La pelvis humana, única entre los primates, es vital para nuestra capacidad de caminar en dos piernas. Su diseño, con caderas rotadas hacia los lados, permite que los músculos se anclen adecuadamente, facilitando el equilibrio durante la marcha y la carrera.
Un hallazgo revolucionario de Harvard
Un reciente estudio internacional de la Universidad de Harvard, publicado en la prestigiosa revista Nature, ha destapado los secretos evolutivos detrás de nuestra pelvis. La investigación revela que nuestra estructura pélvica es el resultado de múltiples cambios genéticos que habilitaron a nuestros ancestros a erguirse.
Análisis innovadores: ¿fumando la pipa de la paz con los fósiles?
En lugar de estudiar fósiles como es habitual, los investigadores analizaron 128 muestras de tejidos embrionarios humanos y de casi 24 especies de primates, todas preservadas en museos de Estados Unidos y Europa. Con tomografías computarizadas y análisis histológicos, pudieron observar la anatomía pélvica en las primeras etapas de desarrollo.
Dos transformaciones clave en la pelvis humana
Los científicos encontraron que la evolución remodeló nuestra pelvis en dos fases cruciales: una placa de crecimiento fue rotada 90 grados, transformando la parte superior de la pelvis en un ilion ancho, en lugar de alto. Además, modificaron la formación ósea inicial del embrión para adaptarse a estos cambios.
Un giro inesperado a los 53 días
Al principio, la cadera de los humanos se desarrollaba como en otros primates. Sin embargo, alrededor del día 53, las placas de crecimiento se desplazaron, causando que la cadera se acortara y ensanchara simultáneamente. Terence Capellini, director del estudio, se mostró sorprendido por este hallazgo que desafía las expectativas sobre el desarrollo pélvico.
Pelvis en desarrollo: un diseño en 10 semanas
A las 10 semanas de gestación, la pelvis ya presenta una forma definida. Este proceso es radicalmente diferente, ya que en los humanos, la osificación de las ilias se retrasa 16 semanas, lo que permite un crecimiento más armónico de la pelvis.
Genes que configuran nuestra pelvis
Identificaron más de 300 genes que juegan un papel en estos cambios, destacando tres de ellos: SOX9, PTH1R y RUNX2, todos ellos cruciales para la formación y modificación de la pelvis. Sin embargo, algunas variaciones en estos genes están asociadas con enfermedades esqueléticas.
Un dilema ancestral: la presión de la evolución
Estos cambios se produjeron hace entre 5 y 8 millones de años, cuando nuestros antepasados se separaron de los grandes simios. La pelvis humana enfrentó un dilema evolutivo: mantenerse estrecha para facilitar el movimiento o ampliarse para permitir el nacimiento de crías con cerebros más grandes.
Desde Ardipithecus hasta Lucy: huellas de una evolución fascinante
El estudio destaca la pelvis antigua de Ardipithecus, de 4,4 millones de años, que presenta características humanas. Lucy, con 3,2 millones de años, muestra caderas adaptadas al bipedalismo. Estos hallazgos deberían hacer que repensemos lo que creíamos saber sobre la evolución humana.