Utiel: El pueblo que sufrió la tragedia del DANA a 100 kilómetros de Valencia. "A las 13:30 ya estábamos subidos a las ventanas. Creímos que el mundo se acababa"
2024-10-31
Autor: Ana
Enrique Platero observa la devastación en la fachada de su casa, donde un enorme boquete de cinco metros de ancho y cuatro de alto atestigua la fuerza del agua. "El agua venía con una fuerza impresionante. En mis 64 años jamás había visto algo así", comenta. Rastro de barro recorre su cara, mezclándose con los restos de una inundación que jamás imaginó vivir.
Detrás de él se encuentra el río Magro, que rápidamente se convirtió en un torrente desbordado. Al mediodía del miércoles, sus aguas, oscuras y turbulentas, descendían a unos tres metros por debajo del nivel de la calle. Según marcas en las paredes de las viviendas de la calle Héroes del Tollo, el caudal alcanzó niveles peligrosos el martes, inundando las plantas bajas por completo.
Este lugar se convirtió en la zona cero de la tragedia provocada por la DANA en Utiel, donde se lamentan seis muertes de personas mayores atrapadas en casas de una sola planta. Una vecina, que intentaba achicar barro, recuerda un dramático rescate: "El padre decía al hijo que viniera corriendo a casa, pero no llegó y tuvo que refugiarse sobre el techo del coche. Llamamos al 112 y un helicóptero vino a salvarlo. El hijo se quedó en casa".
Utiel fue el primer lugar en la Comunidad Valenciana golpeado por la DANA. La lluvia intensa comenzó alrededor de las 13:30 y una inusual crecida se desató sobre las 16:00. En ese momento, el agua fluyó desde los barrancos hacia el río Magro, creando un torrente que devastó todo a su paso.
A diferencia de otros vecinos, Enrique tiene un primer piso donde se refugió con uno de sus hijos. A las 23:00, observó con horror cómo su BMW G6 negro penetraba en su casa al romper la pared. "El agua había roto la puerta del garaje y, impulsado por la corriente, el coche atravesó la pared de la casa", explica. Durante horas, el vehículo quedó encajado en el interior, arrastrado por la riada como si fuera un juguete.
Mientras tanto, la situación en el negocio de estética cercano era igualmente desoladora. Lo único que quedó fue un reloj en la pared y una cuna de bebé, mientras que estanterías y muebles habían desaparecido. La dueña del bazar contiguo, Ángela, relató su propia odisea de supervivencia. Su familia logró escaparse gracias a la rápida acción de su marido, que rompió un cristal para buscar refugio en el alféizar bajo el techo del local.
A pesar de la tragedia, Ángela y su esposo valoran su vida frente a la pérdida de su mercancía: "Perdimos todo, pero estamos vivos". Mostraba un vídeo donde su negocio se encontraba casi completamente inundado, y su marido intentaba llamar la atención del helicóptero de rescate con un palo.
A unas pocas casas de allí, los testimonios de supervivencia se entrelazan. Una pareja, mientras mira el fondo donde se ubican las viviendas de las víctimas, se siente impotente ante la situación. Ellos aún no pueden acceder a su hogar, sumergido en medio metro de barro y con el peligro de los agujeros ocultos tras la inundación. "La realidad es aterradora, y todavía no sabemos cuándo podremos regresar", comentan con pesar.
Los eventos de Utiel son un recordatorio trágico de los caprichos que la naturaleza puede tener y de la vulnerabilidad de las comunidades frente a fenómenos climáticos extremos. ¿Te imaginas vivir una experiencia tan aterradora? Estamos con ellos en pensamiento y acción, compartiendo sus historias y buscando maneras de ayudar a quienes han perdido todo.