La aclamada 72ª edición del Festival de San Sebastián se inauguró con la intrigante y controvertida película 'Emmanuelle', dirigida por la talentosa Audrey Diwan. Desde el primer momento, la cinta se aleja de los estereotipos del cine erótico clásico, presentado por Just Jaeckin en la icónica versión de los años 70, centrada en la voluptuosa anatomía de Silvia Kristel.

En esta versión moderna, la actriz Noémie Merlant ofrece una interpretación fresca y sofisticada del personaje titular. Sin embargo, a diferencia de su predecesora, Merlant no evoca la despreocupada sensualidad que caracterizaba a Kristel. Con una presencia más enérgica y un rostro que refleja una dureza emocional, la Nueva Emmanuelle se desenvuelve en diversos escenarios intrigantes: desde un baño de avión hasta un lujoso hotel donde Naomi Watts desempeña el papel de una intrigante anfitriona.

La cinta carece de las escenas banales que a menudo se esperan en el género, centrándose en un argumento que, aunque básico, consigue hacer reflexionar sobre diversos temas actuales. La narrativa sigue a Emmanuelle en un viaje al exotismo, donde la protagonista parece tener un papel activo en su descubrimiento personal y sexual, algo raro para el tradicional enfoque pasivo del personaje.

A destacar es el escaso desarrollo de los personajes masculinos, que en su mayoría se sienten planos y poco interesantes en comparación con la fuerza femenina que emana la película. Will Sharpe, que da vida a un personaje que insinúa ser un interés romántico, se une a esta trama más como un acompañante que como el principal atractivo.

Además, las críticas han señalado que la película ofrece un nuevo lente hacia la sexualidad femenina, promoviendo una conversación necesaria sobre el deseo y los placeres de la mujer en un entorno contemporáneo. Como punto adicional, el diseño de producción logra un buen equilibrio entre lo visualmente estimulante y lo narrativo, alejándose de la banalidad.

Esta primera entrega de la nueva 'Emmanuelle' ha dejado a los espectadores con ganas de más, y seguramente alimentará discusiones sobre su significado en el cine moderno. Sería interesante observar cómo en el futuro se explora más a fondo la complejidad del deseo femenino y los roles que juegan las mujeres en cuentos normalmente dominados por la perspectiva masculina.