
Una investigadora que denunció acoso machista se queda sin trabajo: La impactante historia detrás del escándalo
2025-04-05
Autor: Marta
Una destacada bióloga marina, quien trabajaba como observadora a bordo de barcos pesqueros en una misión para el Instituto Español de Oceanografía (IEO), ha denunciado la pérdida de su empleo tras revelar un episodio de acoso sexual en el atunero vasco Albacora Quince donde estuvo embarcada desde el 10 de noviembre de 2024 hasta el 3 de enero pasado. Su denuncia no solo ha puesto de manifiesto la gravedad del acoso en el sector, sino que también ha expuesto el sistema de represalias que enfrentan quienes se atreven a hablar.
Esta científica, quien comenzó su labor en el IEO en junio de 2022, reportó acoso por parte de sus compañeros de barco ante el CSIC, la Inspección de Trabajo y su empresa subcontratadora, Planificación y Desarrollo, S.A. (IPD). Sin embargo, mientras los acosadores permanecen impunes, ella ha quedado 'desamparada', con su salud mental deteriorada y sin un futuro laboral asegurado. No ha recibido más convocatorias para misiones desde que presentó sus quejas.
El relato de la bióloga es un espejo de la difícil situación que muchas mujeres enfrentan en entornos masculinizados, especialmente en el ámbito marítimo. En el Albacora Quince, ella era la única mujer, lo que desencadenó una serie de comentarios de desprecio desde el inicio de su embarque. Desde que llegó, recibió insultos como 'una mujer no pinta nada en un barco, solo traéis problemas'.
La hostilidad se intensificó durante las comidas, donde el capitán se burlaba de su apariencia física, con comentarios hirientes e insultantes como: 'Ya sé que dices que ganar peso durante la marea no te importa pero... ¡estás engordando!'. El ambiente se volvió irrespirable; cuando ella intentaba defenderse, se encontraba sola en la batalla.
Frente a esta situación, la científica decidió hablar con su coordinador del IEO, quien le sugirió desembarcar, aunque ella optó por permanecer en su puesto por consideración a su trabajo. En lugar de mejoras, el ambiente social se volvió hostil y sus compañeros le retiraron la palabra, perjudicando su desempeño profesional al negarle información sobre las capturas.
A medida que el acoso se volvió más intolerable, IPD le sugirió dejar su puesto, disfrazando la medida como una opción para 'protegerla'. Al final, la bióloga se vio obligada a desembarcar bajo la premisa de que el barco requeriría reparaciones. Inmediatamente, la empresa reemplazó su puesto por un observador masculino, dejando a la joven con un profundo sentimiento de abandono.
La respuesta del CSIC fue decepcionante. Tras su denuncia formal del 20 de enero, donde solicitó la activación del protocolo contra el acoso, no recibió el apoyo necesario ni la ayuda psicológica que se había comprometido a proporcionar. La respuesta del CSIC dejó claro que el sistema de protección para las víctimas estaba lejos de ser efectivo, lo que generó una mayor frustración. El hecho de que las entidades públicas no tengan protocolos establecidos para lidiar con el acoso en trabajos subcontratados es un alarmante reflejo del machismo arraigado en muchos sectores laborales en España.
Por si fuera poco, la bióloga ha expresado su desánimo por ser ignorada y sentir que su voz no fue escuchada, mientras otros colegas fueron contratados sin problemas. Ella se siente ahora 'vetada', sufriendo una revictimización clara por parte de un sistema que la debería proteger. Su situación no solo es una injusticia personal, sino que representa una llamada de atención a la sociedad sobre la necesidad urgente de mejorar las condiciones de trabajo y defensa para mujeres en la ciencia y otras profesiones.
La bióloga marina sigue esperando ser llamada para nuevas expediciones, luchando no solo por su carrera, sino por un cambio necesario en un entorno que necesita una reforma urgente. Este caso pone de relieve la falta de acción efectiva en casos de acoso y el estigma que se enfrenta al alzar la voz.