Recientemente, las autoridades rusas han denunciado un "ataque masivo" llevado a cabo por el Ejército de Ucrania en la región de Rostov, en el suroeste de Rusia. Este suceso dejó al menos una persona herida y causó un incendio en una refinería, ya extinguido, lo que añade más tensión a una guerra que parece no tener fin.

Un portavoz de la 13ª Brigada de la Guardia Nacional ucraniana reveló que durante este ataque se utilizaron "decenas de unidades de equipos robóticos y no tripulados simultáneamente en una pequeña sección del frente". Estos drones no son solo simples artefactos; algunos son helicópteros multirrotor de gran tamaño capaces de transportar cargas significativas, como minas antitanque y drones FPV, utilizados para vigilancia precisa en las líneas de combate.

El gobernador de Rostov, Yuri Sliusar, en un mensaje publicado en su cuenta de Telegram, confirmó que "la región fue sometida a un ataque masivo por parte del enemigo, quien usó más de 30 drones y tres misiles". A pesar de que la mayoría de los drones fueron "neutralizados", se reportó que fragmentos de los mismos causaron la lesión de un civil en una zona poblada cerca de la ciudad de Rostov.

Según el Ministerio de Defensa ruso, durante las primeras horas de este jueves, los sistemas de defensa aérea lograron destruir un total de 84 drones ucranianos, de los cuales 36 estaban dirigidos hacia Rostov. Además, se informó la destrucción de otros drones en diversas regiones, incluidas Briansk, Bélgorod, Voronezh, Kursk, Tambov y Krasnodar, y se acusó al gobierno ucraniano de llevar a cabo "intentos de ataques terroristas".

Este aumento en el uso de drones en la guerra hace que muchos expertos especulen sobre el futuro del conflicto. Con más de 8,000 soldados rusos destinados a la defensa de la región, la situación se torna cada vez más peligrosa y dinámica. La pregunta ahora es: ¿Podrán las fuerzas rusas frenar el incesante uso de tecnología avanzada por parte de Ucrania en el campo de batalla? El tiempo lo dirá.