Este miércoles quedará grabado en la memoria de las madres buscadoras de la Comuna 13 de Medellín como el día en que finalmente se confirmó lo que durante años habían denunciado: la existencia de restos humanos en el sector conocido como La Escombrera, un lugar que había sido señalado como una fosa común utilizada por diversos grupos armados para deshacerse de sus víctimas. Este hallazgo, que se clasifica como un gran avance en la lucha por la justicia, es el resultado del arduo trabajo de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), dos entidades creadas a raíz del Acuerdo de Paz con las FARC firmado en 2016.

El magistrado Gustavo Salazar, de la JEP, calificó el hallazgo de "histórico" y resaltó que La Escombrera fue escenario de miles de desapariciones forzadas, especialmente en la década de 2000, cuando los paramilitares desataron una ola de violencia en la zona, arrasando con las milicias guerrilleras. Durante una conferencia de prensa, Salazar reveló que hay un total aproximado de 502 personas desaparecidas entre los escombros de esta región, contribuyendo a la alarmante cifra de 5,912 desaparecidos que se reportan en Medellín.

La Escombrera, que a día de hoy es un símbolo de transformación social y un atractivo turístico por sus murales, esconde también profundas heridas y sufrimientos. Las madres que han buscado incansablemente a sus seres queridos en este lugar han descrito sus esfuerzos como desgastantes: "arañaron esta montaña de escombros" en su búsqueda desesperada de la verdad. La historia de La Escombrera se remonta a los años 80, cuando se cree que Pablo Escobar y su cartel empezaron a usar el terreno como un vertedero para cuerpos. Posteriormente, diferentes grupos guerrilleros y paramilitares hicieron del área su campo de batalla, dejando un rastro de dolor y desapariciones.

El contexto de violencia en esta zona también incluye la Operación Orión, realizada en 2002 bajo el mandato del presidente Álvaro Uribe, que marcó uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de Colombia. Esta operación, reconocida como la mayor intervención militar urbana en el país, se saldó con numerosas violaciones de derechos humanos y un aumento en las desapariciones forzosas.

Los restos óseos, hallados a una profundidad de 2.5 metros, serán analizados y comparados con muestras genéticas proporcionadas por las familias que aún esperan respuestas. Aún no se ha determinado si pertenecen a una o varias personas, ni cuándo ocurrieron las muertes. La directora de la UBPD, Luz Janeth Forero, informó que las excavaciones han sido un esfuerzo monumental, moviendo más de 36,450 metros cúbicos de tierra en los últimos 146 días.

Las investigaciones fueron ordenadas por la JEP el 25 de julio de 2024, lo que marca un progreso significativo en un proceso que ha enfrentado múltiples obstáculos desde 2020, año en el que se solicitaron trabajos en La Escombrera por primera vez. Esta zona había estado en disputas previas, y ya en 2009 se habían tomado medidas para proteger la tierra y preservar la posible evidencia de las atrocidades cometidas.

Sin embargo, las madres de los desaparecidos advierten que este hallazgo es solo el primer paso. Solo una familia por ahora podrá empezar a cerrar el doloroso capítulo de no saber dónde están los restos de su ser querido. Luz Elena Galeano Laverde, que busca a su esposo desaparecido desde 2008, menciona el profundo dolor de haber sido ignoradas durante años: "Nos trataron de locas, pero hoy es una prueba de que no estamos locas". La lucha continúa, y con ella, la esperanza de justicia para cientos de familias que claman por respuestas.