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TSMC Identifica a Clientes que Entregan Chips Ilegalmente a Huawei: Un Desafío Complejo

2025-01-10

Autor: María

La crisis en TSMC, el mayor fabricante de semiconductores del mundo, parece estar tomando un rumbo definido. En octubre, el Departamento de Comercio de EE. UU. lanzó una investigación para determinar si TSMC estaba fabricando chips para Huawei, un desafío complicado debido a las sanciones impuestas por la administración de Joe Biden que prohíben la producción de circuitos integrados para empresas chinas.

Las preocupaciones surgieron tras un hallazgo de TechInsights, que encontró chips de TSMC en la tarjeta de inteligencia artificial Ascend 910B, desarrollada por Huawei para competir con la GPU A100 de NVIDIA. Este chip ha comenzado a ganar terreno en el competitivo mercado chino, apoyado por el respaldo del gobierno de Xi Jinping y su destacada performance.

TSMC ha tomado acción y ha identificado el problema: han roto relaciones comerciales con PowerAIR, una empresa de Singapur considerada responsable de entregar los chips a Huawei. Este es el segundo caso en el que TSMC corta lazos por actividades similares; el año pasado, dejó de trabajar con la empresa china Sophgo después de que se descubrió que facilitaba el acceso de Huawei a sus productos.

La situación es tensa, ya que Singapur, India y Malasia son vistos como países intermediarios que podrían estar ayudando a China a eludir las restricciones estadounidenses sobre los semiconductores avanzados. La identificación de estos intermediarios se ha vuelto crucial para empresas como TSMC, NVIDIA y AMD, que enfrentan un reto significativo para proteger su tecnología y cumplir con las regulaciones internacionales.

Al cierre de este artículo, la incertidumbre sobre cómo Huawei podría continuar su desarrollo tecnológico sin acceder a chips extranjeros aún persiste. Según expertos de la industria, las capacidades avanzadas que Huawei busca replicar son difíciles de alcanzar sin la colaboración de empresas como TSMC. Este escenario abre un debate importante sobre la seguridad en la cadena de suministro y el futuro del sector tecnológico global.

Este caso podría ser solo la punta del iceberg en un conflicto más amplio entre las potencias del mundo y plantea preguntas críticas sobre la sostenibilidad de la colaboración comercial dentro de la creciente desconfianza geopolítica.