Donald Trump ha anunciado que mantuvo una llamada telefónica que califica de “muy buena” con el presidente chino, Xi Jinping. Este diálogo se produce en el contexto de los preparativos de Trump para regresar a la Casa Blanca la próxima semana.

A través de su red social Truth Social, Trump declaró: “Acabo de hablar con el presidente Xi Jinping de China. Espero que resolvamos muchos problemas juntos y que comencemos de inmediato”. Este tipo de comunicación entre los dos líderes es crucial, especialmente en un momento de tensiones diplomáticas y comerciales entre Estados Unidos y China.

Los temas tratados en la llamada incluyeron comercio, el controvertido fentanilo, y la popular aplicación TikTok, que recientemente enfrentó un fallo de la Corte Suprema de EE.UU. permitiendo que su prohibición entre en vigor el próximo domingo. La conversación fue vista como un intento de ambos países de encontrar un terreno común para suavizar las tensiones existentes.

Desde la parte china, Xi envió un mensaje a Trump enfatizando la importancia de las relaciones y las interacciones, indicando que anticipa un buen comienzo en la relación bilateral durante el segundo mandato de Trump. A pesar de la buena voluntad expresada, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China anteriormente había declarado que Xi no asistiría a la investidura de Trump, delegando esa responsabilidad al vicepresidente Han Zheng.

Xi también mencionó en su mensaje que “usualmente, la cooperación prevalece sobre la confrontación”, un principio que podría sugerir un deseo de ambos líderes por mejorar las relaciones. Sin embargo, también subrayó que era “natural que dos grandes países con diferentes condiciones nacionales tengan desacuerdos”, destacando el delicado tema de Taiwán, que China considera una provincia rebelde.

Durante su primer mandato, Trump había tenido una retórica mixta hacia China, balanceando entre la amenaza y la cooperación. Prometió aranceles significativos y había adoptado una postura dura respecto a productos chinos, aunque en su reciente entrevista con NBC, Trump manifestó que se llevaba “muy bien” con Xi.

Un elemento intrigante en este contexto es la influencia de Elon Musk, quien mantiene fuertes lazos comerciales con China a través de Tesla, la empresa que fabrica gran parte de sus vehículos en ese país. Musk suele reunirse con funcionarios chinos y ha abogado por relaciones mutuamente beneficiosas, contrastando con la perspectiva más rígida de Trump.

El escenario se complica aún más por las decisiones políticas y económicas que ambos países deberán tomar en el futuro. La incertidumbre sigue presente, mientras tanto las relaciones entre Estados Unidos y China podrían dar un giro inesperado, dependiendo de cómo se desarrollen estos diálogos. Los analistas están observando de cerca cómo estas conversaciones influirán en el comercio, la tecnología y la política internacional.

En resumen, la llamada telefónica entre Trump y Xi es solo un primer paso en lo que promete ser un complejo juego diplomático. ¿Lograrán superar sus diferencias y establecer una relación más constructiva, o estamos ante un nuevo capítulo de tensiones? Solo el tiempo lo dirá.