La devastación ocasionada por la dana que azotó Valencia hace dos semanas ha llevado a otras comunidades, como Cataluña, a implementar restricciones severas ante la previsión de nuevas lluvias torrenciales. Este miércoles se activó un plan preventivo en cinco comarcas del sur, que incluyó la suspensión de clases y la restricción de desplazamientos no esenciales. Para garantizar el cumplimiento de estas medidas, los Mossos d'Esquadra realizaron controles en varias carreteras principales, incluyendo la AP-7 y la N-340, lo que generó importantes embotellamientos y un caos tráfico que se extendió durante horas.

Los transportistas no tardaron en manifestar su descontento. La Federación Empresarial de Autotransporte de Tarragona (FEAT) y la Confederación Empresarial de la Provincia de Tarragona (CEPTA) comparecieron para criticar las restricciones impuestas, alegando que estas son "desproporcionadas" y no responden a la realidad del sector. Según el director de la FEAT, Josep Lluís Aymat, el sector no solo requiere de medidas que aseguren la seguridad, sino que también estas deben ser adaptadas de forma justa a cada situación.

Las consecuencias económicas de estas restricciones son alarmantes, ya que el sector estima pérdidas de entre el 7 y el 10% en su facturación, un impacto significativo considerando que solo hubo dos días de restricciones en noviembre. Ante esta situación insostenible, los transportistas exigen una reunión urgente con la Dirección General de Transportes y Protección Civil. La falta de un enfoque equilibrado y la repetición de restricciones en tan corto tiempo han llevado a la petición de mecanismos más ágiles para responder a las emergencias meteorológicas.

Xavier Rigau, presidente de CEPTA, recalcó la necesidad de que las administraciones trabajen en conjunto para gestionar un cambio climático que cada vez se presenta de manera más intensa. “Hay que buscar un equilibrio entre la seguridad y el funcionamiento normal de la economía”, afirmó. Además, destacó la preocupación de que, si las restricciones se perciben como excesivas, la gente podría ignorarlas en el futuro, poniendo en riesgo tanto la seguridad pública como la estabilidad empresarial.

La FEAT argumenta que Cataluña no puede darse el lujo de paralizar su actividad económica ante cada eventualidad climática y subrayaron que los fenómenos meteorológicos extremos se intensificarán en el futuro. Joaquim Riudeubas, presidente de la FEAT, instó a las autoridades a reconsiderar el enfoque adoptado, manifestando que "no puede ser que un conseller tenga miedo a las reacciones públicas mientras la economía y la logística se desploman". Los transportistas han dejado claro que se necesita un cambio urgente en la gestión de crisis para evitar que el caos del transporte se convierta en la norma.