El año 2024 se perfila como el más mortífero en la historia de la migración hacia España, con un impactante total de 10.457 personas fallecidas o desaparecidas en su intento de cruzar las fronteras del país. Esta cifra, que representa un alarmante aumento del 58% en comparación con el año anterior, ha sido reportada por la organización Caminando Fronteras, que ha estado documentando estas tragedias a través de un sistema de alertas basado en testimonios de sobrevivientes y familiares de las víctimas.

La tragedia se manifiesta a diario, con un promedio de 30 vidas perdidas cada jornada en las aguas del Mediterráneo y el Atlántico. Cada una de estas muertes no solo es un número, sino el dolor profundo de familias que esperan, con angustia, noticias de sus seres queridos, muchas veces sin el desenlace esperado.

Un desgarrador informe detalla 293 incidentes ocurridos en diferentes rutas migratorias hacia España, incluyendo 131 embarcaciones que se hundieron sin dejar rastro. Entre los fallecidos, 1.538 eran menores de edad y 421 eran mujeres, lo que subraya la creciente peligrosidad de estas travesías.

Helena Maleno, fundadora de Caminando Fronteras, denuncia un fracaso sistemático en las operaciones de rescate y protección, resaltando que 'más de 10.400 muertes en un solo año es una tragedia inadmisible'. La ONG insta a priorizar la vida y a mejorar las operaciones de búsqueda y rescate, así como a garantizar la justicia para aquellos que han perdido a sus seres queridos.

Por rutas específicas, el informe revela que 9.757 muertes ocurrieron en la peligrosa ruta atlántica hacia las Islas Canarias, 517 en la ruta argelina, 110 en el Estrecho de Gibraltar y 73 en la ruta que cruza el mar de Alborán. Las cifras han sido corroboradas a través de testimonios de sobrevivientes y denuncias de familiares desesperados por encontrar a sus seres queridos.

Uno de esos sobrevivientes, un hombre maliense llamado T.D., compartió su desgarradora experiencia al ver morir a sus compañeros en el mar. 'La barca se quedó a la deriva, todos estábamos muy cansados, y cuando veías a alguien que dejaba de llorar, era porque se estaba muriendo', relató, describiendo el sufrimiento prolongado que vivieron antes de ser rescatados.

El fenómeno migratorio ha tomado un giro preocupante, con un creciente número de mujeres y niños entre los migrantes. La ruta atlántica se ha convertido en la más letal, siendo Mauritania el principal punto de partida hacia el archipiélago canario. Sin embargo, las condiciones meteorológicas extremas y la precariedad de las embarcaciones, muchas de ellas neumáticas, aumentan el riesgo de tragedias como la que vivió T.D.

Evidentemente, la situación ha llevado a una 'feminización' del fenómeno migratorio, con más mujeres del Sahel emprendiendo estas peligrosas rutas, huyendo de la violencia, la explotación y el impacto devastador del cambio climático.

La ONG también destaca que, a pesar de la disminución en las salidas debido a la política electoral de países como Senegal y Gambia, la tragedia persiste con 26 eventos documentados y 2.127 víctimas en lo que va del año. Mientras tanto, en el Mediterráneo, aunque menos frecuentadas, las rutas han dejado también su huella de dolor, con un aumento en las salidas hacia las Islas Baleares, considerada la zona más peligrosa de la región.

Con la incesante realidad que enfrentan los migrantes, la pregunta que surge es: ¿qué alternativas existen para quienes huyen de situaciones extremas? La inacción y las políticas de externalización de fronteras están poniendo en riesgo más vidas, y el aumento del número de víctimas es una clara indicación de que algo debe cambiar. Muchos migrantes, enfrentando la desesperación, solo desean sobrevivir y encontrar un lugar donde descansar sin llevar el peso de las memorias de aquellos que se han perdido en el camino.