El 4 de noviembre de 2024, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador confirmó la trágica muerte de un ecuatoriano, Leonardo Zambrano, en Catarroja, Valencia, debido a la devastadora depresión aislada en niveles altos (DANA) que ha golpeado intensamente a varias provincias de España. Este fenómeno meteorológico ha tenido un impacto catastrófico: hasta ahora, se han reportado más de 200 muertes a causa de las históricas inundaciones.

Desde que la DANA se desató, la comunidad de Valencia se ha visto en estado de emergencia. El club de fútbol FC Barcelona ha manifestado su solidaridad al ofrecer apoyo económico y logístico para la reconstrucción de las infraestructuras afectadas. El presidente Joan Laporta ha contactado a las alcaldesas de los municipios más impactados, comprometiéndose a identificar y canalizar las necesidades más urgentes, con el objetivo de facilitar la recuperación de servicios esenciales.

Mientras tanto, la red social DANA Desaparecidos ha surgido como un esfuerzo comunitario para localizar a los desaparecidos. Hasta el momento, han logrado encontrar a alrededor de 30 personas, aunque muchas familias todavía esperan noticias de sus seres queridos. Las cuentas de redes sociales están repletas de solicitudes de ayuda y testimonios de angustia, reflejando cómo el desastre ha despojado a muchas comunidades de su tranquilidad.

En una dramática muestra de esperanza, una mujer fue rescatada viva tras haber sido arrastrada por las aguas y permanecer atrapada en su vehículo durante tres días. Sin embargo, la esperanza se mezcla con la desesperación, ya que muchos aún siguen sin ser encontrados.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, también expresó su solidaridad hacia el pueblo español, ofreciendo apoyo logístico y moral en este momento crítico. El Gobierno Mexicano ha estado atento desde el inicio de la crisis, asegurando que no hay mexicanos reportados como desaparecidos hasta ahora.

La situación en Valencia ha llevado al líder de la oposición española, Alberto Núñez Feijóo, a reclamar una declaración de "emergencia nacional" para gestionar la crisis de manera más efectiva. La indignación entre los habitantes se ha centrado en la lentitud de la respuesta de las autoridades, cuestionando cómo la gestión pudo fallar ante una tragedia de tal magnitud.

Por si fuera poco, la situación ha empeorado. Las lluvias torrenciales recientes han afectado también a otras regiones como Cataluña, donde se reportaron hasta 115 litros por metro cuadrado, causando nuevos problemas de movilidad y comunicación.

La combinación de ayudas gubernamentales y esfuerzos locales está comenzando a fluir, pero todavía quedará mucho por hacer. En medio de esta devastación, la comunidad sigue unida, mostrando un esfuerzo colectivo para ayudar a los afectados y reconstruir lo que se ha perdido. La situación sigue desarrollándose, y se esperan más medidas del Gobierno y organizaciones para mitigar los efectos de este desastre natural que ha marcado la historia reciente de España.