La situación en Líbano se ha intensificado tras el reciente bombardeo israelí que tuvo lugar este viernes en el barrio de Dahiyeh, ubicado en el sur de Beirut. Este devastador ataque ha ocasionado la destrucción de numerosos edificios y continúa habiendo humo que se eleva de los escombros, evidenciando la magnitud del desastre.

Según la agencia de noticias estatal libanesa, al menos 24 personas han perdido la vida en el noreste del país por estos ataques aéreos. Esta cifra de víctimas fatales se suma a las ocho registradas previamente en la misma región, lo que refleja un incremento alarmante de la violencia.

A pesar de los constantes llamados de Estados Unidos y otros miembros de la comunidad internacional para establecer un alto el fuego en Gaza y Líbano, los ataques israelíes contra el grupo militante Hezbolá no cesan y se están expandiendo más allá de la periferia de Líbano, aumentando así la preocupación en la región.

El Ministerio de Sanidad libanés ha informado que desde el 8 de octubre de 2023, más de 2.800 personas han perdido la vida y 13.000 han resultado heridas. Este escalamiento de la violencia comenzó cuando Hezbolá empezó a lanzar cohetes casi a diario hacia Israel, lo que provocó una respuesta militar contundente por parte de las fuerzas israelíes que invadieron el sur de Líbano a principios del mes pasado.

Por otro lado, en Gaza la situación es igualmente catastrófica. Según las autoridades sanitarias palestinas, más de 43.000 personas han perecido desde que estalló el conflicto entre Israel y Hamás hace un año. Sin embargo, se mantiene la incertidumbre sobre cuántos de estos fallecidos son civiles y cuántos son combatientes.

El contexto de este conflicto ha generado un gran impacto en la población civil de ambos lados, exacerbando la crisis humanitaria y la urgencia de una solución pacífica. La comunidad internacional observa con preocupación cómo la inestabilidad en el área podría tener repercusiones aún mayores en el futuro.