El sismo de magnitud 6 que devastó el este de Afganistán durante la noche del domingo ha dejado una tragedia inimaginable, con más de 2,200 personas que perdieron la vida, según el último informe del Gobierno talibán.

Hamdullah Fitrat, portavoz adjunto del Gobierno, reveló en su cuenta de X que de los 2,217 muertos y casi 4,000 heridos, la mayoría de las víctimas proviene de la provincia de Kunar, cerca de la frontera con Pakistán. Las operaciones de rescate aún continúan, pero los recursos son limitados y el tiempo no juega a favor.

Un Nuevo Sismo Agrava la Situación

Este jueves, otro terremoto de magnitud 4.7 sacudió nuevamente la frágil región, complicando aún más los esfuerzos de rescate. El Servicio Geológico de los Estados Unidos reportó que el sismo se registró a tan solo 13 kilómetros al noreste de la ciudad de Jalalabad en la provincia de Nangarhar, a una profundidad de 10 kilómetros.

Este nuevo movimiento telúrico se suma a una serie de temblores que han azotado el área tras el devastador sismo del domingo. Los talibanes han admitido que aún no tienen una cifra definitiva de muertos, ya que las búsquedas en los escombros continúan.

Urgente Necesidad de Ayuda Humanitaria

Las operaciones de rescate en Kunar y las regiones vecinas persisten a medida que el cuarto día de búsqueda avanza. Sin embargo, las esperanzas de encontrar sobrevivientes son prácticamente nulas. Ahora, la prioridad principal es la llegada de ayuda humanitaria para miles de personas que han perdido sus hogares.

Desafortunadamente, el acceso a la zona cero ha sido extremadamente complicado debido a las carreteras bloqueadas tras el sismo.

A pesar de los retos, la asistencia internacional no se ha hecho esperar. Varios países, organizaciones humanitarias y agencias internacionales han comenzado a enviar ayuda mediante puentes aéreos y convoyes terrestres, pero el camino hacia la recuperación sigue siendo difícil y peligroso.