Recientes informes indican que Estados Unidos ha documentado cerca de 500 incidentes de daños a civiles en Gaza, provocados por el uso de armas estadounidenses desde el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023. Sin embargo, hasta el momento no se han tomado acciones concretas a pesar de estas posibles violaciones del derecho humanitario internacional. Este seguimiento ha sido realizado a través de la Guía de Respuesta a Incidentes de Daños a Civiles del Departamento de Estado, que tiene como objetivo evaluar cualquier uso indebido de armas estadounidenses a nivel global.

Mientras la situación en Gaza se agrava, Israel ha declarado su compromiso de seguir enviando ayuda humanitaria a la región a pesar de la reciente prohibición al contacto con la UNRWA por parte del gobierno israelí. El Ministerio de Exteriores israelí ha afirmado que seguirá trabajando con otras organizaciones internacionales para asegurar que la ayuda llegue a quienes la necesitan, desestimando el papel de la UNRWA en esta labor.

En un marco de creciente tensión, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha comparado la situación en Gaza con la de los campos de concentración nazis, denunciando que el mundo musulmán enfrenta desafíos sin precedentes y que necesita una respuesta unida. Sus declaraciones han resuena con la indignación que se siente en varias naciones ante la crisis humanitaria que se desarrolla en Palestina.

La más reciente escalada de violencia tiene lugar con el bombardeo de Baalbek, una ciudad histórica en el este de Líbano, un ataque que sorprendió a muchos, dado que ocurrió poco después de haber emitido orden de evacuación para sus residentes. Este patrimonio de la humanidad de la UNESCO ha quedado en el blanco de los ataques aéreos, sembrando el pánico y la desolación entre su población. Más de 60 muertes se han registrado recientemente en la región del valle de Bekaa, impulsando más de 2,800 vidas perdidas en Líbano desde que comenzó la ofensiva israelí.

La crisis originada por la guerra está empujando no solo a palestinos sino también a sirios a abandonar ciudades, temerosos de represalias de su propio gobierno si regresan. Organizaciones de derechos humanos han alerta sobre la posibilidad de desapariciones y violencia en dichos retornos.

El gobierno de Brasil ha intensificado sus esfuerzos para repatriar a sus ciudadanos de Líbano, dando la bienvenida a casi 1,900 brasileños desde que comenzó la ofensiva. Este éxodo revela la creciente preocupación por la seguridad en una región marcada por siglos de conflicto.

Mientras tanto, UNRWA y otros organismos internacionales siguen advirtiendo sobre el riesgo de un colapso total del sistema humanitario en Gaza, especialmente tras la reciente prohibición impuesta por Israel que impide la operación de la agencia en el territorio. Este punto es crucial, ya que muchos temen que esta acción sea parte de una estrategia más amplia para desestabilizar aún más la situación en la región, afectando a miles de civiles, incluidos niños.

Israel, por su parte, continúa asegurando que sus acciones están justificadas y que el objetivo es aplacar amenazas terroristas, en un contexto donde la comunidad internacional clama por un alto el fuego y el regreso a la paz. Las crecientes críticas hacia los ataques aéreos y la falta de medidas para proteger a los civiles han puesto a Israel en una postura complicada, cada vez más vigilada por las naciones del mundo.