En un escalofriante giro de eventos, un bombardeo israelí en Saná, la capital de Yemen, ha dejado un saldo trágico de al menos cuatro muertos y 67 heridos. Este ataque se produjo este domingo, en medio de un clima de creciente confrontación que se intensificó tras el conflicto en Gaza.

Los rebeldes hutíes, quienes informaron sobre la devastación, señalaron que los bombardeos se centraron en una gasolinera y una central eléctrica en el sur de Saná, sitios que ya habían sido objeto de ataques aéreos israelíes la semana anterior.

El ejército israelí, por su parte, justificó la operación al afirmar que sus objetivos eran instalaciones militares del régimen hutí, incluyendo áreas cercanas al palacio presidencial. Específicamente, señalaron haber atacado centrales eléctricas y un depósito de combustible, aseverando que estos lugares eran utilizados para actividades bélicas.

"Estos bombardeos son una respuesta a los constantes ataques del régimen hutí contra Israel y su población civil, que incluyen el lanzamiento de misiles y drones en días recientes", comunicó el ejército en un aviso.

Un vistazo al liderazgo israelí durante esta escalada: el Ministerio de Defensa compartió una imagen del primer ministro Benjamin Netanyahu y el ministro de Defensa Israel Katz, supervisando la operación desde un búnker de comando.

La situación en Yemen se complica aún más, mientras la comunidad internacional observa con preocupación este desarrollo militar. ¿Continuarán los enfrentamientos entre Israel y los hutíes? La respuesta posiblemente tendrá un impacto significativo en la estabilidad de la región.