Los derbis entre Sevilla y Betis son conocidos por su gran rivalidad y pasión, y el último enfrentamiento no fue la excepción, con momentos de alta tensión y emociones a flor de piel. Este domingo, el Sevilla se llevó la victoria por 1-0 gracias a un penalti muy debatido. Lukebakio marcó el gol desde los once metros en el minuto 50, tras una controvertida mano de Diego Llorente en el área. Este gol llevó a intensas celebraciones en el césped, donde los jugadores del Sevilla mostraron una bandera con el escudo del Betis tachado, intensificando aún más la rivalidad.

Sin embargo, la verdadera polémica no quedó en el campo de juego. Según informes, la atmósfera se caldeó en el palco de autoridades. Joaquín Caparrós, exentrenador del Sevilla, se dejó llevar por la euforia de los seguidores al unirse a sus cánticos previos al final del partido, lo que provocó la irritación del presidente del Betis, Ángel Haro. Al cruzarse ambos en el palco, se generó un clima de tensión palpable. Haro, visiblemente molesto, intentó despedirse de Caparrós, pero se marchó sin más aclaraciones sobre el altercado.

Antes de que el balón comenzara a rodar, ya se habían vivido momentos candentes. Los aficionados béticos presentes comenzaron a cantar que 'el palco es verdiblanco', lo que llevó al expresidente del Sevilla, Del Nido Benavente, a tener un enfrentamiento verbal con dos abogados del club hispalense. Las malas palabras volaron cuando Del Nido, enfadado por los cánticos, lanzó amenazas que han sido reportadas por varios medios.

La situación se volvió aún más tensa en las afueras del estadio, donde la presencia de ultras fue notable. La Policía Nacional tuvo que intervenir para proteger a los radicales béticos que llegaban al estadio, recibiendo abucheos y provocaciones del público local. Muchos de ellos, vestidos de negro y con las caras cubiertas, no dudaron en confrontar a aquellos que les vitoreaban de manera negativa.

Este derbi no solo fue un evento deportivo; fue un recordatorio de la intensa rivalidad que existe en Sevilla, una rivalidad que va más allá del campo y que puede estallar en cualquier momento.