Jannik Sinner ha alcanzado los cuartos de final de un ‘Grand Slam’ por décima vez en su carrera, pero este logro no vino sin su parte de sufrimiento. Durante el partido, el joven italiano mostró evidentes signos de problemas físicos, incluyendo temblores mientras se sentaba en la silla de cambios y se aplicaba toallas con hielo en un intento desesperado por refrescarse.

"Me he levantado mal y no he podido entrenar", admitió Sinner, quien se vio obligado a solicitar la ayuda del médico del Open de Australia. La situación evocó recuerdos de unos cuartos de final en Wimbledon, donde Sinner también enfrentó dificultades antes de sucumbir ante Daniil Medvedev. En esta ocasión, la temperatura en Melbourne alcanzó un sofocante 35 grados Celsius, algo que, a pesar de haber realizado su pretemporada en Dubái, el número 1 del mundo no parecía estar listo para afrontar.

En medio de la intensa batalla, Sinner comunicó a su equipo: "No me puedo mover hacia la izquierda", lo que resaltó aún más su malestar físico. El encuentro se extendió por 3 horas y 13 minutos, y los espectadores pudieron notar cómo el jugador se esforzaba por mantenerse en pie. No cabe duda de que el partido podría haber tomado un giro drástico si su oponente, Holger Rune, hubiera forzado una manga de desempate.

Un momento clave fue un inesperado parón de 17 minutos debido a una rotura en la red tras uno de los servicios de Sinner, un tiempo que le permitió recuperar un poco de energía. A pesar de los desafíos, el joven tenista logró desplegar su velocidad al alcanzar una punta impresionante de 209 kilómetros por hora. Ahora, Sinner tiene casi dos días para recuperarse antes de enfrentarse al ganador del duelo entre Alex de Miñaur y Alex Michelsen en la próxima ronda.

Esta actuación, aunque repleta de dificultades, demuestra la resiliencia de Sinner y su determinación en el circuito, mientras los fanáticos esperan ansiosos su próximo desafío en esta apasionante temporada de tenis.