Investigadores de la Universidad de Nápoles han realizado un descubrimiento sorprendente en el campo de la oncología: el tejido adiposo que rodea tumores de cáncer de mama con receptor de estrógeno positivo (ER+) tiene un papel crucial en la agresividad de la enfermedad. Este nuevo estudio revela que el tejido adiposo mamario (TAM) muestra una expresión diferencial de múltiples genes, que son vitales para determinar la capacidad proliferativa del tumor.

Comparando biopsias de pacientes con cáncer de mama y un grupo de control sano, el equipo de investigación observó que las biopsias de pacientes tenían niveles significativamente elevados de cuatro genes específicos, entre los que se encuentran el versicán, un proteoglucano, y el factor de crecimiento IGF-1. Además, se identificaron otros genes, como RTN4 y CCL5, que están relacionados con la división celular y la invasividad tumoral, marcando así un importante avance en la comprensión de cómo interactúan los tejidos adyacentes para influir en la progresión del cáncer.

Un hallazgo particularmente interesante fue la correlación entre los niveles de versicán en el TAM y el índice de masa corporal (IMC) de las pacientes, lo que no sucedió en mujeres sanas. Esto sugiere que la obesidad podría estar vinculada a un microambiente tumoral más agresivo. Además, se encontró una relación significativa entre la expresión de versicán y el marcador de proliferación celular Ki-67, que es un indicador clave en la evaluación de la agresividad del cáncer.

Pietro Formisano, director del estudio, comenta que también se observó una asociación indirecta similar con IGF-1, que se correlacionó con la expresión de otro gen relacionado con Ki-67. Este descubrimiento no solo aporta nuevos conocimientos sobre el cáncer de mama ER+, sino que también podría abrir la puerta a nuevas estrategias de tratamiento y prevención, enfatizando la importancia del análisis del microambiente tumoral en la lucha contra el cáncer.

La comunidad científica sigue con interés los avances en esta área, ya que el entendimiento de cómo el tejido adiposo peritumoral afecta la progresión del cáncer podría revolucionar el enfoque terapéutico en el futuro.