Este viernes, la capital de Ucrania, Kiev, fue el escenario de un ataque devastador por parte de Rusia, que utilizó misiles balísticos Iskander-M y misiles hipersónicos Kinzhal, así como drones kamikazes. Según la Administración Militar de la región, el bombardeo resultó en al menos un muerto y nueve heridos, dejando un paisaje de destrucción en varios distritos de la ciudad.

Moscú justificó su ofensiva como respuesta a un ataque ucraniano en la región de Rostov, donde se afirma que se emplearon misiles ofrecidos por Estados Unidos y Reino Unido. En un comunicado emitido por el Ministerio de Defensa ruso a través de Telegram, se detallaron los objetivos atacados, que incluían una sede del Ejército ucraniano, la empresa Luch, conocida por fabricar sistemas de misiles como el Neptun, y posiciones estratégicas de misiles antiaéreos Patriot. Moscú alegó que 'todos los objetivos fueron alcanzados y destruidos', lo que añade una capa de tensión a la ya volátil situación en la región.

A pesar de que las defensas aéreas ucranianas lograron interceptar cinco misiles balísticos y 40 drones, otros 20 drones no alcanzaron a ser neutralizados. El distrito de Golosivski fue particularmente afectado, con edificios y vehículos dañados, y una víctima mortal en ese sector. Los residentes de Kiev expresaron su angustia mientras veían cómo las bombas caían sobre su hogar, reflejando un ambiente de inseguridad constante.

No sólo Kiev fue blanco de estos ataques; localidades en el sur de Ucrania, como la ciudad portuaria de Jersón, también sufrieron bombardeos, que dejaron una persona muerta y seis heridas. Esta escalada de violencia ha llevado a Ucrania a hacer un llamado urgente a sus aliados occidentales, enfatizando la necesidad de más sistemas antimisiles y armamento avanzado para poder defenderse de tales ataques.

A medida que la guerra en Ucrania se intensifica, el mundo observa con preocupación la evolución de la situación, donde cada ataque puede influir en la dinámica del conflicto y en la estabilidad de la región. La comunidad internacional permanece en alerta, mientras las tensiones continúan creciendo entre Ucrania y Rusia.