Un nuevo estudio sorprendente revela que la actividad física regular antes del diagnóstico de cáncer puede ayudar a reducir drásticamente las tasas de progresión de la enfermedad y aumentar las probabilidades de supervivencia.

Investigadores de la Universidad del Witwatersrand en Sudáfrica han publicado estos hallazgos en el 'British Journal of Sports Medicine', donde destacan que incluso niveles bajos de actividad física tienen un impacto notable en la salud. La actividad física no solo contribuye a la reducción del riesgo de muerte relacionada con el cáncer, sino que también juega un papel importante en la progresión de la enfermedad.

Análisis de los datos

Los científicos analizaron datos anónimos del programa Vitality relacionado con Discovery Health Medical Scheme, incluyendo a 28,248 personas diagnosticadas con diferentes tipos de cáncer entre 2007 y 2022. El estudio mostró que los participantes con un historial de actividad física en el año previo al diagnóstico presentaron tasas de progresión del cáncer y mortalidad significativamente menores.

Los resultados son sorprendentes: aquellos que eran considerados de actividad física baja (60 minutos o menos a la semana) mostraron un 16% menos de probabilidad de progresión del cáncer en comparación con quienes eran sedentarios. Este número se disparó a un impresionante 27% en quienes realizaban actividad de moderada a alta intensidad.

Impacto a largo plazo

A lo largo de dos años después del diagnóstico, aquellos que habían mantenido cualquier nivel de actividad física tenían un 74% de probabilidad de mantener su cáncer sin progresión. Esta cifra creció a un 78% y 80% entre los grupos de actividad baja y moderada/alta, respectivamente. En cuanto a la tasa de supervivencia, se observó que un 91% de los sedentarios sobrevivió 5 años después del diagnóstico, en comparación con un 94% y un 95% para los que realizaron algún tipo de actividad física.

Beneficios adicionales de la actividad física

Los investigadores explican que la actividad física fortalece el sistema inmunológico, aumentando el número de células inmunitarias que combaten infecciones y enfermedades, lo cual es esencial en la lucha contra el cáncer. Además, el ejercicio ayuda a regular hormonas como los niveles de estrógeno y testosterona, lo que es crítico en cánceres hormonales como el de mama y próstata.

Aunque el estudio no consideró ciertos factores de riesgo como el tabaquismo y el consumo de alcohol, los datos sugieren que el ejercicio puede ser un potente aliado en la prevención y tratamiento del cáncer. Los expertos concluyen que fomentar la actividad física no solo ayuda a reducir el riesgo de progresión del cáncer, sino que también proporciona beneficios significativos en el tratamiento y supervivencia de los pacientes diagnosticados.

Conclusión: ¡Actívate y cuida tu salud!

En un contexto donde el cáncer representa una de las principales preocupaciones de salud pública, adoptar hábitos saludables como el ejercicio podría ser una de las decisiones más importantes que puedas tomar. ¡No subestimes el poder de moverte! El ejercicio regular no solo mejora la calidad de vida, sino que podría ser clave en la lucha contra el cáncer.