La evolución humana ha sido objeto de debate durante siglos: ¿era inevitable que existiéramos o somos el resultado de un azar cósmico? La inteligencia artificial (IA) está tomando el mando en esta discusión, permitiendo a los científicos emular experimentos evolutivos de manera innovadora. Un nuevo estudio publicado en la revista Science pone de manifiesto que la IA puede ofrecer rutas evolutivas que la naturaleza nunca exploró, lo que promete revolucionar la creación de terapias y aplicaciones biológicas.

Stephen Jay Gould, reconocido biólogo, propuso en su obra 'La vida maravillosa' una intrigante hipótesis: si la línea del tiempo evolutivo se pudiera rebobinar, ¿volveríamos a ver el surgimiento del ser humano tal como lo conocemos o el resultado sería completamente diferente? Su argumentación estaba alineada con la contingencia, lo que implica que eventos menores podrían alterar drásticamente el curso de la evolución. Este dilema toma nueva relevancia hoy gracias a la IA.

En un avance significativo, EvolutionaryScale, una startup con sede en Nueva York formada por exinvestigadores de Meta, ha desarrollado un potente modelo de IA llamado ESM3 (EvolutionaryScale Model 3). Esta tecnología no genera texto como ChatGPT, sino que crea proteínas, los bloques cruciales de la vida. ESM3 ha sido alimentado con un asombroso volumen de datos: 771 billones de paquetes de información provenientes de más de 3.000 millones de secuencias, lo que representa un hito en el rendimiento computacional aplicado a la biología.

Alexander Rives, cofundador de EvolutionaryScale, afirma que ESM3 representa un paso hacia un futuro donde la biología se construye desde los principios básicos, similar a la creación de máquinas y microchips. Este sistema traduce el lenguaje biológico al generar nuevas proteínas a partir de lo aprendido de la biología existente.

En un ejercicio fascinante, los científicos utilizaron ESM3 para diseñar una nueva versión de la proteína fluorescente verde (GFP), que comúnmente se utiliza como marcador en investigaciones. El resultado fue esmGFP, con solo un 58% de similitud con la variante natural más próxima, lo que equivale a simular un proceso evolutivo que duró 500 millones de años. Esta hazaña posiciona a ESM3 como una herramienta invaluable para diseñar proteínas con aplicaciones terapéuticas y potenciales soluciones medioambientales.

Lo fascinante es que, aunque la fluorescencia puede verse afectada por mutaciones, ESM3 ha descubierto un nuevo espectro de proteínas fluorescentes que pudieron existir, destacando la genialidad de la biología que no se materializó debido a circunstancias desconocidas. Jonathan Losos, profesor de biología en la Universidad de Washington, subraya que este estudio muestra la variedad de caminos que la evolución pudo haber tomado, confirmando las ideas de Gould sobre la contingencia evolutiva.

En conclusión, el trabajo de EvolutionaryScale no solo ofrece un nuevo paradigma en el estudio de la evolución, sino que también abre las puertas a un futuro basado en la biología sintética. A medida que los científicos exploran y crean, la IA promete no solo contar la historia de la vida, sino también inventar nuevas posibilidades para el avance de la ciencia. ¡Prepárense para un futuro donde la biología y la IA pueden moldear el destino de la humanidad!