Más de 35,000 personas con cáncer han recibido tratamientos innovadores en los últimos doce años gracias a la terapia con células CAR-T. Este enfoque consiste en extraer células inmunes de la sangre del paciente, modificarlas para que ataquen específicamente las células cancerosas, multiplicarlas en un laboratorio para crear un ejército de defensores y finalmente reintroducir estas células modificadas en el organismo del paciente.

El desarrollo de estas terapias no sería posible sin la figura clave de Carl June, inmunólogo de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.), quien demostró la eficacia de este tratamiento en 2012 al salvar a Emily Whitehead, una niña de seis años con leucemia en estado terminal. Por este hito, June recibió recientemente el prestigioso premio Abarca en Madrid, otorgado a investigadores que han hecho contribuciones significativas a la salud pública.

Las terapias CAR-T ya están aprobadas para varios tipos de leucemia, linfoma y mieloma múltiple. Pero ¿qué otros tipos de cáncer podrían beneficiarse de este avance? Según June, es posible que en un futuro cercano todos los tipos de cáncer puedan ser tratados con esta terapia. “En nuestro laboratorio hemos demostrado que podemos tratar prácticamente cualquier tipo de tumor en modelos animales. Ahora estamos en el proceso de desarrollar CAR-T de nueva generación que sean aún más eficaces”, explicó el científico optimista sobre los avances que se esperan en los próximos años.

Un área de investigación particularmente prometedora se centra en los tumores cerebrales. Equipos de investigación de instituciones como el hospital City of Hope en Los Ángeles y el Hospital General de Massachusetts están actualmente realizando ensayos en pacientes. Los resultados iniciales son muy alentadores, y se espera que en cinco años se pueda aprobar una terapia específica con CAR-T para el glioblastoma, el tumor cerebral más común y difícil de tratar. June comentó que la clave de estos nuevos ensayos ha sido la administración directa de células CAR-T en el cerebro, una estrategia que ha mostrado ventajas significativas frente a métodos anteriores donde se inyectaban en la sangre.

Además de los tumores cerebrales, las células CAR-T están comenzando a ser probadas para el tratamiento de enfermedades autoinmunes, cambiando así la perspectiva del tratamiento. Investigadores en Alemania han reportado un 100% de respuesta en pacientes con diversas afecciones autoinmunes tras la terapia. En este sentido, se exploran casos de lupus, miositis y esclerosis múltiple en ensayos clínicos que prometen revolucionar la forma en que se manejan estas enfermedades.

Pero, ¿podría la terapia CAR-T también ser útil en la diabetes tipo 1? Carl June mencionó el trabajo de Sonoma Biotherapeutics en California, que está explorando la posibilidad de usar células T reguladoras para frenar la destrucción de las células productoras de insulina. Si esta estrategia tiene éxito, podría significar una cura no solo para la diabetes tipo 1 en etapas tempranas, sino también en casos avanzados, algo jamás imaginado hasta ahora.

A pesar de las dudas sobre los efectos secundarios de las terapias CAR-T, June aseguró que los avances en seguridad han permitido que hoy en día menos del 5% de los pacientes sufran reacciones adversas graves. La combinación de innovaciones en el tratamiento y una mayor comprensión de las respuestas inmunitarias están allanando el camino para un futuro en el que estas terapias sean accesibles y seguras para una mayor cantidad de pacientes.

Las implicaciones de las terapias CAR-T son vastas. No solo podrían ser efectivas en el tratamiento de cáncer, sino que también tienen el potencial de abordar trastornos neurológicos y cardiovasculares al modificar respuestas inmunitarias. La investigación continua en laboratorios de todo el mundo promete un horizonte emocionante para la medicina, donde cada descubrimiento podría ser el comienzo de una nueva era en el tratamiento de diversas enfermedades.