¡Revive el emocionante debut de Michael Jordan en los Bulls: un mate fallido, un susto imprevisto y 16 puntos que cambiaron la historia!
2024-10-26
Autor: María
El 26 de octubre de 1984 marcó el inicio de una era en el baloncesto que nadie pudo prever. En una ventosa tarde en Chicago, los Chicago Bulls se preparaban para abrir la temporada 84-85 en el vetusto Chicago Stadium frente a los Washington Bullets, sin saber que estaban a punto de presenciar el nacimiento de una leyenda: Michael Jordan.
Ese día, el público estaba más enfocado en figuras establecidas como el malogrado Orlando Wooldridge y el exjugador del Barcelona, Jeff Ruland, que en el joven novato elegido como número 3 del draft, detrás de Hakeem Olajuwon y Sam Bowie. Aunque Jordan había brillado en los Juegos Olímpicos, muchas miradas estaban puestas en otros jugadores, y pocos imaginaban que su carrera podría cambiar el baloncesto para siempre.
A pesar de ser un talento emergente, Jordan llegó al equipo en un ambiente caótico. En sus memorias y en el documental 'The Last Dance', Jordan evocó un vestuario donde la anarquía predominaba. Recuerda haber sorprendido a sus compañeros veteranos en una fiesta en la pretemporada, donde vio cosas que le dejaron perplejo, como el uso de drogas y un ambiente festivo que hubiese asustado a cualquier novato.
Sin embargo, Jordan tenía claro que su llegada significaría un cambio en la cultura del equipo. No pasó mucho tiempo antes de que demostrara su valentía y habilidades, comenzando desde su primer partido. En apenas unos minutos, intentó un mate sorprendente pero fallido. Atrapado en el aire y enfrentándose a la poderosa defensa de Jeff Ruland, Michael terminó en el suelo, generando un escalofrío entre los aficionados de los Bulls. A pesar del riesgo de la caída, el joven no mostró miedo y rápidamente se reincorporó al juego.
A pesar de no haber completado el mate, su actuación fue notable. Terminó con 16 puntos, siete asistencias y seis rebotes, cifras que, aunque modestas comparadas con su eventual grandeza, dejaron claro que estaba destinado a ser un ícono. Los Bulls lograron una victoria convincente de 109-93, un primer paso de lo que eventualmente se convertiría en un dominio en la NBA.
El debut de Michael Jordan fue más que un simple juego; fue el primer capítulo de una historia que resonaría a través de las décadas. Años más tarde, los aficionados todavía valoran el impacto de ese día memorable, y los coleccionistas pagan fortunas por memorabilia relacionada con su carrera. Desde ese partido, Jordan no solo transformó a los Bulls, sino que, sin saberlo, empezó a escribir su legado, convirtiéndose en el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos. En cada rincón del mundo del deporte, el nombre de Michael Jordan sigue siendo sinónimo de grandeza.