Circuito de Barcelona-Cataluña. En el emocionante universo del motociclismo, dos elementos primordiales determinan el futuro de los pilotos: el talento y la suerte. Jorge Martín, quien este fin de semana tiene el potencial de hacer historia en la categoría reina, es un claro ejemplo de este talento. Desde sus inicios, fue uno de los elegidos por Albert Valera, un reconocido manager de pilotos de la talla de Jorge Lorenzo, y su ojo experto en detectar jóvenes talentos.

Valera recordó un momento clave, cuando observaba desde el motorhome de Jorge Lorenzo una carrera de la Rookies Cup en Mugello. “Él lideró la carrera con una ventaja impresionante, y Lorenzo exclamó: ‘¡hostia, es espectacular!’. Era evidente que Martín tenía un don especial en la pista”, relató Valera, añadiendo mayor carga emocional al recuerdo que podría marcar un fin de semana trascendental para el joven piloto, conocido como Martinator.

Hoy, Jorge Martín es un nombre familiar en el mundo del motociclismo. Sin embargo, en aquellos días, era apenas una promesa para un futuro incierto, rodeado de sacrificios y aprendizajes en su camino hacia la gloria. Valera, un peso pesado en la gestión de talentos, fue uno de los primeros en confiar en su capacidad de convertirse en el primer campeón del mundo con una moto satélite, un hito que, en este 2023, está más cerca que nunca.

“Para mí, lo más fundamental es observar la mentalidad de cada piloto y su entorno. Cuando miro a alguien a los ojos, puedo percibir si realmente posee la madera de campeón. Jorge, al igual que Lorenzo y Pedro, tiene esa ambición y garra que se nota”, comentó Valera con admiración.

En su primer año trabajando juntos, Martín conquistó el título de la Red Bull Rookies Cup, con solo su padre como mecánico, simbolizando una historia de sacrificio y perseverancia. A diferencia de otros pilotos que lograron un acuerdo con KTM tras ganar este título, Martín no tuvo esa oportunidad inmediata, lo que lo llevó a medir su determinación y a tomar decisiones valientes para forjar su camino.

“Decidimos entre optar por el FIM CEV -el Campeonato de España de Velocidad- o saltar directamente al Mundial. Él quería ir ya al Mundial, y Aspar nos brindó una gran oportunidad, convirtiéndose en una verdadera familia”, revisó Valera.

Tal vez lo más llamativo es que en su camino al éxito, Martín compartió box con Pecco Bagnaia, su rival actual en el Mundial, una conexión que ilustra la competitividad y la camaradería que dominan el motociclismo. Después de dos años difíciles con la marca Mahindra, Martín demostró su fortaleza y resiliencia, ahora resaltando su capacidad para adaptarse y convertir adversidades en fiables lecciones.

Su ascenso a la categoría intermedia y luego a la máxima fue un acto de justicia que parecía inevitable. Sin embargo, no todo fue tan fácil; a lo largo de los años, Martín estuvo en la mente de Ducati para formar parte del equipo oficial, pero en una competencia feroz, la balanza se inclinó no a su favor en varias ocasiones.

“Una semana antes creíamos que éramos nosotros, pero en el deporte, hasta que no se firma, todo puede pasar. Fue una gran desilusión perder ante alguien como Marc Márquez, forjador de grandes historias en este deporte”, recordó Valera, reflexionando sobre la naturaleza impredecible del motociclismo.

A solo unos días de comenzar una nueva etapa en su carrera junto a Aprilia, Martín parece encontrar su lugar en un equipo que realmente valora su pasión y compromiso. “Él busca un lugar donde lo quieran al cien por cien, y Aprilia lo ha demostrado desde un inicio. Están realmente enamorados de su talento”, concluyó Valera, dejando claro que el futuro de Jorge Martín tiene un brillo propio, lleno de posibilidades y prometedoras oportunidades.